Viajar a otro país, encontrar un mejor trabajo o comunicarse con clientes que hablan en otro idioma son algunas de las motivaciones que llevan a las personas a aprender una o varias lenguas extranjeras.
Recientemente, un estudio científico reveló que cuantos más idiomas maneje una persona, su cerebro reaccionará y procesará el aprendizaje de una manera más eficaz.
Los gestores de la investigación fueron científicos de la Escuela Superior de Economía (HSE) en Rusia y de la Universidad de Helsinki, en Finlandia. Ellos señalaron que el ser bilingüe, o trilingüe, mejora la neuroplasticidad cerebral.
El resultado de la investigación se desprende de un experimento realizado con 22 individuos jóvenes, entre los que estaban diez hombres y 12 mujeres.
Para hacer la medición, los investigadores se valieron de una electroencefalografía con el fin de medir la actividad eléctrica de los cerebros analizados en el experimento.
A los sujetos les colocaron electrodos en la cabeza y, a continuación, se les hizo escuchar tanto palabras en su lengua materna como en otros idiomas (conocidos y desconocidos para los sujetos evaluados).
La aparición de estas palabras suscitó cambios a nivel cerebral. Los científicos analizaron la agilidad del cerebro de los participantes para responder ante aquellas palabras desconocidas.
Otros datos, como el número de idiomas que sabían las personas del estudio y la edad a la que empezaron a aprenderlos, también fueron contrastados con la información obtenida en la electroencefalografía.
Así fue como se observó que la mayor actividad eléctrica del cerebro se dio en los individuos que habían aprendido otros idiomas, además del natal.
Cuanto más rápido la actividad cerebral volvió a sus niveles normales, se considera que más rápido el participante logró procesar la nueva palabra.
¿Para qué sirven estudios como estos? Al conocer cómo funciona el cerebro cuando se adquiere un lenguaje, la ciencia podría mejorar el tratamiento de quienes han sufrido derrames cerebrales o trastornos del habla.
También sirven para prevención, pues otras investigaciones, como una publicada por la Academia Americana de Neurología en el 2011, afirman que las personas que hablan más idiomas tienen menos probabilidad de padecer problemas de memoria.