Inauguracion de centro de atencion a pacientes con cancer gastrico que tienen sus citas en el hospital Max Peralta de Cartago. Con el fin de facilitar su atencion y translado al hospital los pacientes de zonas mas alejadas podran ser atendidos en una casa-albergue ubicada en Pacayas de Cartago. 10 de diciembre del 2010. En la foto: (albert marin)
Desde el viernes último, pacientes con cáncer gástrico de zonas como Los Chiles, Coto Brus, Pérez Zeledón y Limón tienen un lugar donde quedarse mientras van a citas médicas o a hacerse exámenes al Hospital Max Peralta de Cartago.
La Casa Hogar de la Divina Misericordia abrió sus puertas en Pacayas de Alvarado (Cartago) para atender a esa población de escasos recursos y sus familiares. Allí reciben nutrición adecuada por su enfermedad, cuidados de una enfermera y una trabajadora social, y la guía espiritual de un sacerdote.
“Hay mucha gente que necesita ayuda. Hay quienes deben ir al Hospital de Cartago todos los días durante tres o cuatro días y no tienen cómo devolverse a sus casas ni cómo pagar un hotel. En esta casa tendrán toda la atención que necesitan mientras van a su cita o examen”, explicó el doctor José Guillermo Silesky, presidente de la Asociación Costarricense de Lucha Contra el Cáncer Gástrico.
Para los pacientes, esta es una oportunidad de mayor calidad de vida durante su enfermedad.
“Yo no sabía que tenía cáncer porque me sentía muy bien. Decidí ir un día que el Hospital Max Peralta hizo exámenes abiertos de detección, y me encontraron un tumor pequeño. Me quitaron la mitad del estómago y ya estoy bien, pero no sé en qué momento voy a empeorar, y esta casa pueda ayudarme”, comentó el paciente Jorge Antonio Guillén, quien tiene cáncer gástrico desde el 2002.
Este año, Ricardo Montero, quien perdió a su padre víctima del cáncer gástrico, decidió prestar la casa donde hoy se aloja el centro, mientras se consigue un lugar más cercano al hospital.
“Mientras mi papá estaba enfermo, vi el sufrimiento de muchas familias que vivían lejos y no tenían dónde quedarse. A veces son varios días de exámenes. Entonces me propuse ayudar. Cuando supe que ellos buscaban un lugar, cedí esta casa. Es un préstamo; no recibo dinero por esto porque es mi forma de ayudar”, dijo Montero.
El personal que labora en el hogar lo hace de manera voluntaria. Una nutricionista, una trabajadora social y 15 mujeres de la comunidad prestan sus servicios con el único espíritu de brindar apoyo.
“Es una bendición encontrar tanta ayuda. Esta enfermedad es muy difícil y uno necesita mucho apoyo. Las personas que vienen de lejos ya tendrán dónde quedarse mientras se hacen los exámenes y luego vuelven a sus casas. Todas las comunidades deberían tener algo así”, expresó Belinda Guillén, paciente con cáncer gástrico.