Suciedad, corrosión y humedad son los inquilinos indeseables de una de las estructuras artísticas más valiosas en todo el país: la bóveda metálica de la centenaria parroquia de San Juan Bautista.
Ubicada en el corazón del cantón de Tibás, esta parroquia sufre, desde hace varios años, el ataque lento pero constante del tiempo.
Su bóveda, bellamente decorada, es una de las seis estructuras que hay en el país fabricadas con lámina de hierro repujado traído de Bélgica a finales del siglo pasado.
Precisamente por su valor histórico y su gran belleza artística, los parroquianos iniciaron los esfuerzos para recaudar el dinero para restaurla y conservarla.
Con este objetivo en mente, hace tres años se restauró el área del altar. Ahora, toca el turno a todo el sector de la nave principal.
En esta tarea se encuentra, desde el 10 de octubre, Gerardo Hidalgo, conservador y restaurador de reconocida trayectoria en el país, quien tiene en sus manos esta delicada y ardua faena.
Las obras incluyen labores de limpieza, soldadura y pintura, a un costo que supera los ¢10 millones. Sin embargo, la parroquia logró un precio especial de ¢3,5 millones.
"Este es un patrimonio increíblemente bello y de gran valor. Los vecinos deben estar conscientes de la riqueza que tienen en sus manos", comentó Hidalgo.
Se espera que las labores terminen antes del 20 de diciembre, con motivo de las celebraciones de la Natividad.