Nueva York. EFE El edificio One World Trade Center, conocido como Torre de la Libertad, abrió ayer sus puertas para ocupar parte del vacío que dejaron hace 13 años las Torres Gemelas y dar un empujón definitivo a la recuperación de Manhattan.
“Esta obra sirve como símbolo de la resistencia de toda la gente de Nueva York. Hoy, mientras abrimos sus puertas, recordamos que la fuerza y el valor siempre vencerán la cobardía” , dijo Andrew Cuomo, gobernador de la ciudad.
Simbólico. La altura de la construcción no es casual: la torre y su aguja miden exactamente 1.776 pies de alto (542 metros), una forma de rendir homenaje al año de la declaración de la Independencia la nación estadounidense.
Cuomo aseguró que la vuelta de la actividad al edificio supone un día “extraordinario para todos los neoyorquinos” y vuelve a demostrar “el espíritu de recuperación” de la ciudad luego de los atentados del 11 de setiembre del 2001.
Los primeros trabajadores en mudarse –175 empleados de la editorial Condé Nast– ya ocupan sus oficinas en la inmensa torre de acero y cristal. Según la Autoridad del Puerto de Nueva York y Nueva Jersey, el 60% de las instalaciones ya están arrendadas. El costo de las obras para construir el rascacielos alcanzó los $3.900 millones.