“Esto muestra que el problema del agujero de ozono sigue con nosotros y que debemos mantenernos vigilantes, pero no hay razón para una alarma indebida” , aseguró el científico Geir Braathen, del Servicio Atmosférico de la OMM.
La disminución de la capa de ozono ocurre anualmente durante la primavera en el hemisferio sur, debido a las temperaturas extremadamente frías en la estratosfera (ubicada a unos 25 kilómetros de altura) y a la presencia en la atmósfera de gases que devoran el ozono.
Según la OMM, los datos de la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (NASA), del 2 de octubre, indicaron que el hoyo alcanzó los 28,2 millones de kilómetros cuadrados. Esta es la media calculada durante treinta días del agujero de ozono, lo que representa la tercera medida más importante después de las marcas reportadas en el 2000 y el 2006.
Los científicos calcularon el récord para un solo día el 2 de octubre, cuando el agujero alcanzó 28,2 kilómetros cuadrados, su dimensión máxima para este año.
Las temperaturas en la estratosfera antártica varían de año en año, lo que hace que, en algunos años, el agujero de la capa sea relativamente pequeño, y relativamente grande en otros.
“De manera general, esto no revierte la recuperación de largo plazo para la capa de ozono que se proyecta en las próximas décadas”, indicó la Organización Meteorológica Mundial.