El Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) investiga si menores de edad fueron los responsables de quemar a una perra preñada, abrirle el estómago y extraerle las crías.
El hecho, sucedido en La Campiña Guayabal, en Cartago, lo sacó a la luz la rescatista Mary Garita, quien hace unas semanas también atendió el envenenamiento de varios perros y gatos en la comunidad, de Cocorí, en esa misma provincia.
Supuestamente lo acontecido con la perra sucedió el lunes en horas de la tarde en un lote baldío. “Nos avisaron, llegamos al lugar y algunos testigos nos dijeron que esto lo hicieron unos niños vestidos con uniforme de escuela. La perra supuestamente tenía dueño. La quemaron y le sacaron los bebés. Ya la enterramos en el sitio, pero llamamos a Senasa y a la policía para que se encarguen del caso”, comentó Garita.
María Delia Fallas Mata, directora de la Escuela de Guayabal, donde pareciera que estudian algunos de los niños sospechosos, comentó a La Nación, que esperarán los resultados de las investigaciones.
"Primero, recordemos que nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario. De comprobarse, es algo muy doloroso. Sin embargo, como institución lo único que podemos hacer es conversar con los padres de los niños y los estudiantes, ver qué está sucediendo y tratar de ayudar, hacer conciencia. No creo que se puedan aplicar sanciones porque, de haber ocurrido, todo pasó fuera del centro educativo. Tendremos que estudiar bien el caso", explicó la directora.
Allan Sánchez, director de la Dirección Metropolitana de Senasa, corroboró el hecho y aseguró que están recabando pruebas en la zona para determinar como proceder.
“No me atrevo a decir aún quiénes fueron los autores. Estamos tratando de individualizar las responsabilidades. Todo indica que la perra sí tenía dueño y esto lo estamos averiguando”, aclaró Sánchez.
De demostrarse que los implicados son mayores de 12 años, como los indicios señalan, se aplicaría el Código Penal Juvenil y podrían exponerse a sanciones de hasta 20 millones de colones debido a la crueldad del acto.
Si fueran menores de 12 años, Senasa acudiría a las autoridades indicadas, como el Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
De análisis. ¿Qué puede llevar a un menor de edad a cometer maltrato animal? Para la psicóloga del PANI, Laura Chinchilla Barrientos, cada caso debe analizarse de manera individual antes de llegar a conclusiones.
“El comportamiento hostil de los niños hacia los animales está documentado en la psicología en muy pocos casos. En los que se da es porque el maltrato ha sido legitimado al interior de la familia. Son niños que desde muy pequeños ven cómo los adultos patean o maltratan a las mascotas. También puede existir una situación de violencia familiar que hace que el niño esté muy enojado y desahogue su frustración con los animales”, acotó Chinchilla.
Según ella, otra situación que podría presentarse es que el maltrato animal sea liderado únicamente por un menor, como sucede en las historias de bullying. “Vemos que hay un niño que lidera la violencia y un grupo de menores que lo sigue, ya sea por miedo, o para imitarlo porque les llama la atención la personalidad tan apabullante de ese líder”, dijo la psicóloga.
Colaboró la periodista Andrea Solano.