La contaminación atmosférica aumenta el riesgo de tener ataques al corazón, y no solo, de enfermedades respiratorias, reveló una investigación presentada en el Congreso de Cuidados Cardíacos Agudos de 2013.
De acuerdo con la investigadora Savina Nodari, las partículas finas y ultrafinas, que se miden como partículas PM10 y que son un marcador de la contaminación general del aire, pueden ser responsables de esos padecimientos e incluso de muertes.
Esto se debe a que pueden causar procesos negativos para el corazón, como inflamación y coagulación.
“La Unión Europea ha establecido un umbral de seguridad PM10 de 10 microgramos/m3, pero los efectos negativos de las PM10 sobre el sistema cardiovascular pueden producirse a niveles inferiores a esta cifra", manifestó en el sitio de la Sociedad Europea de Cardiología.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores recopilaron datos sobre hospitalizaciones diarias por acontecimientos cardiacos (síndrome coronario agudo, insuficiencia cardiaca aguda, arritmias ventriculares malignas y fibrilación auricular) y las concentraciones medias diarias de PM10 en Brescia, una de las zonas más industrializadas del norte de Italia, entre 2004 y 2007.
El estudio encontró una relación significativa entre ambos. “El efecto era lineal, con un incremento del 3% en las hospitalizaciones por cada aumento de 10 microgramos en las PM10”, detalla.
Los investigadores encontraron también que las personas mayores de 65 años y los hombres eran especialmente susceptibles de padecer arritmias, fibrilación auricular o síndromes coronarios agudos con mayores niveles de contaminación atmosférica.
"Esto puede estar relacionado con una mayor prevalencia de afecciones simultáneas y una mayor fragilidad del sistema cardiovascular y circulatorio asociada a la edad", detalló la doctora.
Otro hallazgo fue que las hospitalizaciones cardiovasculares durante periodos con alto nivel de PM10 se producían con más frecuencia en pacientes que ya habían sido hospitalizados previamente por un acontecimiento cardiovascular.
Por eso, considera que es necesario prestar especial atención a la protección de los pacientes ancianos y que hayan sufrido previamente un ataque al corazón u otros problemas cardiacos, ya que son más vulnerables a sufrir otro acontecimiento cardiaco.