Un total de 11 especies de aves poco comunes en el Valle Central, se dejaron ver este año en el parque metropolitano La Sabana.
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Se trata del cuclillo piquigualdo (Coccyzus americanus), el manguito pechiverde (Anthracothorax prevostii), colibrí garganta de rubí (Archilochus colubris), el mosquerito silbador (Camptostoma obsoletum) y la reinita lomiamarilla (Setophaga coronata).
También se observó al carpintero verde-dorado (Colaptes rubiginosus), la lora de nuca amarilla (Amazona auropalliata), el pibí boreal (Contopus cooperi), la tityra coroninegra (Tityra inquisitor), el vireo pechiamarillo (Vireo flavifrons) y el sinsonte tropical (Mimus gilvus).
"Todas son especies poco comunes en el Valle Central por su distribución, su estatus de conservación en el país, por tratarse de especies migratorias consideradas raras, así como por ser registradas por primera vez desde que se han realizado los inventarios en La Sabana", destacó Armando Soto, coordinador técnico de Scotiabank para el Proyecto de Rearborización de La Sabana.
Para evaluar la efectividad de las medidas implementadas en este parque urbano, el proyecto contrató a un ornitólogo, quien realiza monitoreo dos veces al mes.
Durante estas visitas, el especialista realiza conteos entre las 5:40 y las 9:40 a. m., período de mayor actividad de los pájaros.
A la fecha, el monitoreo reporta un total de 79 especies que visitan este parque. En el 2010, apenas se reportaban 13 variedades de aves.
¿Por qué rearborizar?
El Proyecto de Rearborización de La Sabana busca sustituir las plantas exóticas por nativas y así devolverle funciones ecológicas a este parque urbano.
La iniciativa es impulsada por el Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (Icoder) y Scotiabank, que cuentan con el apoyo del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), el Ministerio de Justicia y Paz, la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) y la organización Preserve Planet.
La Sabana consta de 64 hectáreas donde, en el 2011, había 6.498 árboles. El 97% eran eucaliptos, pinos y cipreses, que no son propios de Costa Rica.
Esa es la razón por la que este parque es pobre en términos de biodiversidad, ya que los animales no saben cómo utilizar estos árboles pues les son ajenos.
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Para recuperar sus funciones ecológicas, La Sabana requiere tener 213 especies nativas, como cortés negro, güitite, higuerón, uruca o corteza amarilla.
Desde el 2011 hasta el 2016, se han sembrado 3.791 árboles. La meta para los próximos dos año de proyecto es plantar 1.209 árboles.