A las 10:51 del 14_02_06. Nueva Sala de Reciclaje en el Museo de los Nios. /Fotografa: Francisco Rodrguez.E./La Nacion.
Solo en los jardines queda algo de espacio para que el Museo de los Niños abra nuevas salas a fin de atraer a visitantes.
Después de 12 años de funcionamiento, sus 4.000 metros cuadrados para exhibiciones bajo techo ya están cubiertos con 40 salas temáticas.
Sus encargados señalan que el museo ha llegado a un punto de madurez tras el acelerado crecimiento de sus primeros años.
"Hasta hace tres o cuatro años había un gran dinamismo en cuanto a ampliación de espacios. Ahora estamos agotándonos, pero tenemos muchos proyectos entre manos", dijo Cristina Briceño, jefa de Museografía.
Aparte de aprovechar las áreas del jardín, el museo se concentra ahora en remodelar espacios muy gustados, como la sala del universo, y variar los temas de otras secciones.
"Cada rincón tiene su utilidad. Somos muy flexibles para hacer cambios e innovaciones", dijo.
El Museo de los Niños es la cara más conocida del Centro Costarricense de Ciencia y Cultura.
Sus otras áreas son la Galería Nacional y el Auditorio Nacional, pero la mayor cantidad de visitantes llegan al museo.
Proyectos. Montar una sala cuesta de ¢15 millones a ¢20 millones.
Algunas son costeadas totalmente por el centro. En otros casos, firma convenios con empresas e instituciones del Gobierno.
"Los patrocinadores tienen muy claro que la orientación del museo es educativa. Los contratos se firman por tres años con un compromiso de dar mantenimiento al espacio", dijo Briceño.
En el 2005, los 10 curadores del museo trabajaron en seis salas entre remodelaciones y apertura de nuevos espacios. Para el 2006, hay un número similar de proyectos.
Uno de los más ambicioso es iniciar los trabajos del museo penitenciario que contaría la historia de la antigua cárcel y su transformación en el Museo de los Niños.
Buenas ganancias. Mientras los curadores se abren campo, la administradora del complejo hizo un balance positivo de ingresos.
En el 2005, el museo recibió unos 270.000 visitantes, quienes dejaron ¢110 millones en la boletería.
La taquilla fue el rubro más considerable de los ¢250 millones que captó ese año el Centro Costarricense de Ciencia y Cultura.
El alquiler del Auditorio Nacional y de los salones para reuniones fueron sus otras dos grandes fuentes de recursos.
Operar todo el complejo cuesta ¢500 millones. En el 2005, el Gobierno aportó ¢285 millones, y el centro generó ¢250 millones.
"Cada año cuesta más operar el centro y las fuentes del Gobierno no crecen al mismo ritmo. Debemos enfocarnos en generar más recursos propios", dijo Fabiola Rodríguez, administradora del lugar.
El pago de salarios y cargas sociales a sus 200 empleados es el gasto más fuerte; lo siguen la compra de materiales y suministros, y las construcciones y mejoras en los espacios del museo.
Aunque el lugar está en manos de una fundación privada, se rige por las leyes de la administración pública porque recibe fondos del Gobierno de la República.
Rodríguez agregó que su gran menta es ser independientes y no depender de recursos estatales, para ampliar sus propuestas.