Estas mini-casas de un solo ambiente llamadas
La Comisión Interina de Recuperación de Haití, encabezada por el expresidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001), aprobó proyectos por valor de $254,5 millones para reparar, ampliar o construir hasta 41.759 unidades habitacionales. Otros planes incluyen casi 20.000 viviendas más.
El nuevo gobierno haitiano, encabezado por el cantante Joseph Michel Martelly, organizó del 18 al 24 de julio la Semana de la Reconstrucción, en la que, entre otras actividades, Clinton y el mandatario inauguraron una “exposición de viviendas” con más de 60 modelos de casas y un nuevo plan hipotecario llamado
¿Toda esta actividad significa que la reconstrucción está en marcha? ¿Se mudarán pronto a viviendas seguras las 634.000 personas que todavía viven en 1.001 campamentos y otras decenas de miles que habitan estructuras endebles o al borde del derrumbe?
La haitiana Louise Delva, madre de cinco hijos, vive en el campamento Regal de Petit-Goâve, unos 68 kilómetros al sudoeste de Puerto Príncipe. Ella no está enterada de ningún plan destinado a ella o a decenas de miles de refugiados como ella.
“Nos han abandonado”, dijo Delva con desdén mientras guiaba a un grupo de reporteros radiofónicos de Haitian Grassroots Watch (HGW) por su comunidad.
“Estas son las sórdidas condiciones en las que vivimos”, dijo señalando una oscura y fétida tienda abarrotada de pertenencias, dos colchones y un machete.
“Cuando llueve estamos en peligro. Miren lo cerca que estamos del lecho del río”, agregó Delva indicando una cañada casi seca que los residentes del campamento usan de letrina. Mientras ella hablaba, dos niños hacían sus necesidades en el riachuelo.
A fines de este mes, el huracán Irene perdonó la zona de Haití donde Delva y otros cientos de miles habitan campamentos improvisados, pero eso no significa que las familias no corran riesgo de un próximo huracán y del cólera que sigue encarnizándose con Haití. La mayor parte del país y todos los 1.001 campamentos carecen de instalaciones sanitarias adecuadas.
“A inicios de junio tuvimos 21 casos de cólera aquí”, dijo a los periodistas de HGW el presidente del comité del campamento Regal, Guyvlard Bazile.
Pero a inicios de este verano boreal, las agencias humanitarias que limpiaban las letrinas y suministraban agua y atención médica se retiraron de la mayoría de los campamentos, alegando que se habían quedado sin fondos.
De hecho, ya en marzo la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA, por sus siglas en inglés) había advertido que “la mayor parte de la financiación para apoyar las acciones de saneamiento, distribución de agua y administración de los campamentos se habrá terminado en junio de 2011”.
“Si se acaban las acciones de saneamiento, aumentarán la defecación al aire libre, la disposición incontrolada de heces, la contaminación del cólera y la inseguridad, en especial para las mujeres que buscan un lugar privado para hacer sus necesidades”, agregó la OCHA.
Toda la evidencia reunida por HGW, otros periodistas y activistas en varios campamentos indican en efecto que la “defecación” y los “excrementos” han aumentado, a pesar de que, según las propias cifras de la OCHA, los programas de asistencia en agua y saneamiento de las agencias humanitarias habían recibido ya más de $40 millones para 2011.
Bazile, el coordinador del campamento Regal, dijo no entender adónde se fueron el dinero y las agencias.
Hay una que sí está en Regal: la
“Vienen a ver si hay mujeres embarazadas con dificultades, cuánta gente está enferma y quién necesita ir al hospital”, describió Bazile.
En un correo electrónico a HGW, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), que también supervisa todos los campamentos, confirmó que la IEDA tiene “un administrador cuya responsabilidad es estar todos los días en el campamento, reunir todas las informaciones a través del comité y la comunidad, y luego compartirla con los distintos actores”.
La OIM no tenía cifras sobre el presupuesto que maneja la IEDA, pero registros públicos indican que en lo que va de este año, la propia OIM recibió más de 20 millones de dólares para su trabajo en los campamentos y con sus poblaciones.
Bazile dijo que la OIM también está “presente” en Regal. “A veces ellos también nos llaman. Por ejemplo, después de una tormenta, nos preguntan '¿Cómo están las cosas? ¿La lluvia causó algún daño?' Hacen montones de preguntas, pero luego no hacen nada”, agregó.
- Solo 48% de los residentes tenían acceso diario y adecuado a agua potable.
- 71% del agua distribuida tenía la proporción correcta de cloro para evitar el contagio de cólera.
- Había un promedio de 112 personas por letrina.
- Apenas 18% de los campamentos tenían instalaciones para lavarse las manos.
- Solo 29% de los campos tenían un sistema de recolección y disposición de la basura sólida.
Los números de Petit-Goâve son peores: 141 personas por cada letrina, 185 por cada ducha. “En lugar de mejorar, o incluso de estancarnos, creo que vamos para atrás”, dijo Bazile.
La investigación de HGW determinó también que:
- Incluso si se realiza la reparación o construcción de todas las 68.025 unidades, estas abarcarán a solo 22% de las 304.020 familias que fueron censadas en los campamentos el año pasado. Hoy hay menos gente en ellos por varios motivos: desde el desalojo de más de 50.000 personas por presuntos propietarios o autoridades municipales hasta el regreso de miles de familias a viviendas ruinosas.
- Al menos 5.400 de esas viviendas están en verdad previstas para el Departamento del Norte, lejos del epicentro del sismo y de sus víctimas, pero muy cerca del sitio donde empresas extranjeras planifican erigir un parque industrial con fábricas de ensamblaje.
- Los 116.000
- Hay muchos casos documentados de corrupción con los
Todavía no hay una institución de referencia, nacional o internacional, que conduzca la reconstrucción de viviendas, aunque parece que finalmente se está avanzando en ese aspecto, pues se dotaría de recursos y facultades a la
Delva, que no recibió un