La escena se repite una y otra vez: un docente le pide a su alumno indígena que cuente del uno al diez, solo para toparse con la pregunta: “Pero, ¿diez de qué?”
Ni se trata de una broma ni se está pasando de listo: la aclaración es completamente válida para un niño bribri o cabécar, cuyos sistemas de contar incluyen, inherentemente, una clasificación.
Por ejemplo, los objetos redondos se cuentan de una manera, mientras que los alargados se cuentan de otra. Desde esta lógica no es posible agrupar juguetes como bolas, bicicletas, zancos y cromos bajo una sola categoría.
Sin embargo, esta realidad la obvian los libros de matemáticas tradicionales que actualmente se emplean por igual en escuelas indígenas como no indígenas.
“Un niño indígena primero aprende a hablar en la lengua indígena y luego español para ir a la escuela. En su lengua aprende a contar de muchas maneras”, explicó Mariel Gavarrete, profesora de la Universidad Nacional (UNA), experta en la Etnomatemática, disciplina que estudia la relación entre la cultura y la Matemática. “Sin embargo, cuando el niño llega a la escuela le ponen en un libro objetos de todas las formas para que los cuente y para él eso no es posible porque no está en su lógica. Eso es un atropello de su visión conceptual de lo que son las matemáticas”, añadió.
Crear espacios para capacitar a los maestros en zonas indígenas es uno de los objetivos de Gavarrete, quien regresó al país el 2013, tras concluir un doctorado en España , en el cual planteó un modelo para formar docentes en contextos indígenas en Costa Rica.
De hecho, el mecanismo debe adaptarse a cada una de las ocho etnias indígenas del país, pues no todos clasifican los objetos de la misma manera.
Según Gavarrete, coordinadora de la Red Latinoamericana de Etnomatemática en Costa Rica, los esfuerzos del Ministerio de Educación Pública (MEP) se han enfocado en la enseñanza de la lengua, sin reconocer que estos elementos culturales permean la Matemática. Parte de la tesis de Gavarrete se basó en la investigación de lingüistas y filólogos, como Enrique Margery y Adolfo Constenla (ya fallecidos) .
“Hay una parte de la palabra que describe la cantidad y otra que describe la forma del objeto y eso está asociado a la lengua”, explicó.
La experta señaló que la difusión de la etnomatemática es una oportunidad para reivindicar el conocimiento de los indígenas.
“Estas comunidades con frecuencia son menospreciadas y se les tacha de tontos porque hemos sido incapaces de comprender cómo construyen su conocimiento, pero tienen un sistema de lógica muy complejo y abstracto”, dijo.
A finales de noviembre, Gavarrete realizó una capacitación para profesores en la UNA con su contraparte de la Red en Guatemala, Domingo Yojcom. Por ahora, la incipiente red reúne a cuatro profesionales en el Costa Rica.
“Lo que hacemos es ‘matematizar’ fenómenos y todo es ‘matematizable’. Todo. Hallamos la constante y generalizamos; lo ponemos en una ecuación. Es una manera de interpretar fenómenos”, expresó el especialista.
Para Yojcom, es fundamental que los maestros tengan consciencia de que existen múltiples formas de sistematizar la información y todas son válidas.
“Cuando yo le enseño a un niño un segundo idioma, en realidad le enseño dos culturas. La Matemática es igual: si le enseño una matemática, le enseño la cultura que gira en torno a ella”, explicó.
Por ello, sostuvo que este enriquecimiento debe ir en ambos sentidos, no solo adecuando la enseñanza para los niños indígenas, sino recuperando sus matemáticas en otros centros educativos.
Profesoras de esa materia como Margot Martínez, quien participó en el taller, aseguró que su incursión en la etnomatemática le ha enseñado a respetar la diversidad.
“A nosotros nos enseñaron la Matemática como si fuera algo neutral que no tiene nada que ver con la cultura. Quién sabe cuántos conocimientos y cuánta cultura hemos perdido por rechazar el aprendizaje de las sociedades dominadas”, lamentó Martínez.
El ministro de Educación, Leonardo Garnier, manifestó su interés en incorporar esta visión al sistema educativo público. Pese a ello, ningún representante del Ministerio dio respuesta a la convocatoria del taller en noviembre.
Este año, el MEP incorporó un libro de texto especial para enseñarles a los niños indígenas Inglés .