Más que suerte, una persona que sale a buscar empleo por primera vez, lo que necesita es prepararse, y este proceso se inicia mucho antes de concursar para un puesto.
“A los empleadores hay que conocerlos”, comenta Johanna Montero, directora de Bienestar Estudiantil de Ulacit.
Para ello, es importante saber de antemano el tipo de puestos que poseen, la clase de candidatos que buscan y las condiciones laborales que ofrecen. Eso incluye entender sus procesos de reclutamiento, los cuales difieren entre sector público y privado.
En sector público, las contrataciones se realizan a través de concursos que se divulgan en la prensa y en el sitio web de la Dirección General de Servicio Civil (DGSC) .
Aparte de los requisitos del puesto, se pide la calificación del examen que realiza la DGSC para ingresar en el registro de elegibles y, adermás, ser miembro del colegio profesional respectivo .
En el sector privado, el proceso dependerá de cada empresa. Algunas poseen sus propios departamentos de recursos humanos y otras contratan los servicios de cazatalentos ( headhunters ).
Lo cierto es que empresas o instituciones pedirán el currículum vítae y hacerlo también forma parte de la preparación.
El currículum. “En dos páginas hay que definir estratégicamente los logros, las aptitudes, la experiencia y la actitud”, recomienda Montero.
Antes de desglosar la lista de estudios, la hoja de vida debe estar precedida de una carta de presentación, donde se diga el por qué se quiere trabajar en esa empresa y qué cualidades tiene la persona que lo hacen el candidato ideal.
Ahora sí, a enumerar los logros. Si se es un “primerizo laboral”, y dada la falta de experiencia, los estudios van a ser el “fuerte”.
Aparte de la carrera, certifique los idiomas y las tecnologías. “Los empleadores dan por un hecho que los candidatos manejan Windows e Internet; aun así, hay mucha gente que no sabe Excel”, comenta Montero, y agrega: “Lo otro es que el inglés ya no es un adicional, se espera que las personas sean bilingues y más bien se busca que hablen un tercer idioma”.
Algunas carreras, por sus características, permiten tener un portafolio de trabajos. Lo ideal es tenerlo de forma digital, ya sea una página personal, un blog o un perfil profesional en Facebook. Sin embargo, no todo se reduce a lo académico. Las actividades extracurriculares permiten al empleador ver habilidades como liderazgo, responsabilidad, destrezas de negociador, capacidad de planificación y ejecución de proyectos, así como capacidad de tener personas a cargo.
“Hoy, esas otras actividades tienen mucho peso en la selección de personal. Si esa persona participó en los Scouts y llegó a ser líder de su tropa, si realizó voluntariados, dio clases de catecismo o estuvo en el gobierno estudiantil, eso dice mucho de las competencias que tiene esa persona”, destacó Montero.
La falta experiencia puede ser un obstáculo para aspirar a ciertos puestos. Una opción es realizar pasantías que permitan a la persona adquirirla y así darse a conocer.
¿Dónde llevar ese currículum? A las empresas o instituciones que se estudiaron, a aquellas que se anuncian en el periódico o están en ferias de empleo, así como ingresarlo en bolsas de empleo digitales.
La entrevista. Un buen currículum propicia una entrevista y esta es la oportunidad idónea para “mercadearse”. Por esa razón es importante mostrarse tal cual se es.
“Es importante mostrarse natural y espontáneo. No hay por qué fingir nada”, comenta Montero.
Por lo general, el proceso de contratación implica dos o tres entrevistas. En la primera, se dialoga con el encargado de recursos humanos. Ya en la segunda, quien entrevista es el jefe inmediato.
“En una primera entrevista no se habla sobre el salario, para eso está la segunda. En esta se puede preguntar cuestiones relativas al puesto”, explica Montero.
Entre esas preguntas, y para conocer la naturaleza del puesto, averigue si se va a sustituir a alguien o si el puesto es nuevo.
“Pida que le describan un día normal en la empresa o qué personalidad es la que mejor calza con ese puesto. Esas preguntas le permitirán confirmar si ese trabajo es el ideal para usted”, dice Montero.
Vale recordar que una entrevista no es un examen, así que los nervios son mala compañía. Mantenga una actitud relajada, a fin de cuentas se va a conversar con otra persona. El lenguaje corporal es esencial para mostrar seguridad, mire a los ojos y no juegue con sus manos. “Todas las entrevistas son importantes, ya sea que lo contraten o no porque pueden abrir otras puertas”, concluyó Montero.