Para muchos, Adam Richman cumple con todos los requisitos para que lo consideren la versión gastronómica de los intrépidos e insensatos protagonistas de la serie
Aunque, como lo dice en la infaltable introducción de su programa
Sus múltiples experiencias con las creaciones culinarias, captadas en video, son tan variadas como aventuradas, retadoras y provocadoras de cualquier complicación estomacal. La lista es extensa.
En Indianápolis, Indiana, no pudo con las cuatro hamburguesas de carne que en total representaban 2,7 kilos de comida. Estuvo cerca...
Tampoco pudo con la
Pero Richman, un hombre que está muy lejos de promover el vegetarianismo como estilo de vida, se ha levantado luego de las derrotas y ha probado no solo la comida, sino la victoria, cuando muchos pensaban que, lograrlo, era imposible.
Por ejemplo, en Nueva Jersey se devoró 12 alitas en menos de 15 minutos. ¿Qué tiene eso de impactante? Pues el mérito recae en que cada pieza de pollo fue sumergida en un baño de salsa picante llamada
Otra victoria la escribió en Minneápolis, Minesota, cuando detuvo el cronómetro en 27 minutos, tras aniquilar con sus dientes un chorizo de un metro de largo.
Richman, neoyorquino de pura cepa y de origen judío, alcanzó la fama hace tres años y medio, con el programa
Sentarse a ver en la pantalla chica a ese gordito simpático, sonriente y sumamente carismático, puede transformarse en una experiencia que podría alborotarle la gastritis a más de uno, o provocar también una sensación de que las arterias están bloqueadas y gritan sin cesar: “¡Auxilio, ayúdenme!”.
Los ejemplos son muchos en la carrera de este hombre de 37 años, quien no solo muestra lo que pareciera un hambre insaciable, sino una capacidad de digerir cualquier alimento que le pongan a la mesa, sin importar su grado de picante.
En
El formato del programa es sencillo: el conductor presenta a los televidentes dos recomendaciones culinarias del pueblo, así como la forma cómo las preparan.
Sin embargo, la parte más dramática del
Durante las tres temporadas del
Mientras sacaba su bachiller universitario en la Emory University, de Atlanta, ideó un plan que, años después, se convertiría en un exitoso programa de televisión.
Desde 1995, Richman comenzó a registrar en su diario culinario las experiencias más positivas que acumuló cuando visitaba un restaurante en el sudeste de su país.
Fue así cómo, poco a poco, su pasión por la comida provocó que aquel universitario formara parte de cada escalón del proceso productivo de un restaurante.
Trabajó como lavaplatos, salonero, asistente de cocina, chef y en todas las labores existentes, en distintos restaurantes ubicados en todo el territorio estadounidense.
Sus vivencias lo convirtieron en un experto culinario empírico, pues, formalmente, solo se preparó como chef de
Al graduarse como actor en la prestigiosa Universidad Yale, participó en obras de teatro de costa a costa en EE. UU., lo que vino a engrosar su peculiar diario.
“La naturaleza de su trabajo le permitió alimentar su insaciable apetito por probar los mejores platos locales de toda EE. UU., que luego pasaban a engrosar la lista de su diario”, especifica su biografía en el minisitio oficial en español del
Las innumerables memorias de Richman comenzaron a plasmarse en la TV, –con él y los platillos como sus personajes principales– desde noviembre del 2008, cuando Travel Channel estrenó en EE. UU. la primera temporada de
Su naturalidad a la hora de interactuar con los dueños de los restaurantes, los clientes y los televidentes radica en un punto a favor del presentador, algo que más de una figura televisiva se desea.
Varios son los factores que explican el renombre del programa. Por mencionar un dato, el día de su estreno en EE. UU., Travel Channel registró hasta ese momento la audiencia más alta de su historia durante el debut de uno de sus
Además, cuando la tercera temporada finalizó, la televisora lo reinventó para lanzar el año pasado la versión Man v. Food Nation . Richman fungió como reclutador de quienes en sus pueblos deseaban –tal como él lo hizo en 59 capítulos– tratar de derrotar la comida.
Su reconocida presencia en el programa le abrió también las puertas para que Travel Channel lo fichara como presentador de otro de sus programas,
En enero pasado, y con
Una diferencia con el guion inicial es que el protagonista glotón no participa de ningún desafío.
Al menos así lo anunció hace casi dos meses, cuando usó su perfil oficial en Facebook para anunciarle a sus seguidores que se retiraba “del juego de desafíos culinarios”, y prometió que sus proyectos para el resto del año serían más informativos y, por supuesto, mucho más saludables. En su despedida, no explicó las razones de esa decisión.