Desnudo. Así se sintió Miguel Gómez en la primera función pública de Amor viajero . El cineasta tuvo razón de verse así de expuesto, pues su sétimo y recién estrenado largometraje es su obra más personal. Más emocional.
A Miguel lo conozco desde hace rato. Yo iniciaba como cronista de espectáculos cuando él empezaba a exponer su arte, no audiovisual, sino musical. La banda de Miguel, Gin Aluvosi, fue una rareza en la colorida escena roquera tica de inicios de los 2000. No era el mejor grupo ni el peor. Su único disco, Tostadas , le hace total honor a su título.
La única vez que vi a Gin Aluvosi en vivo fue en el Rock Fest 2001, en el anfiteatro del Hotel Herradura. Fue una presentación que catalogué en mi crónica en La Nación como de las peores de aquel festival y mucho tuvo que ver el que la banda se hiciera acompañar de bailarinas exóticas en el escenario. Hoy, tantos años después, su actuación es de las pocas que considero como memorables de esa jornada de rock.
Gin Aluvosi desapareció y Miguel también. En el 2008 volvimos a saber de él: los “años perdidos” los pasó en Los Ángeles, estudiando cine, y apenas volvió al país le dio forma a El cielo rojo , película de técnica muy artesanal y contenido prodigioso.
La ópera prima de Miguel es un retrato del tránsito de la adolescencia costarricense a la vida adulta costarricense, con personajes tan malhablados, entrañables y divertidos como cualquiera de nuestros mejores amigos. Muchos fuimos El cielo rojo .
Miguel Gómez es hoy el cineasta más prolífico de nuestro país: sus películas dos y tres – El Sanatorio y El fin – sumaron tanto como restaron; su cuarta cinta, Italia 90 , es la oda por excelencia a la nostalgia noventera; su quinto filme, Maikol Yordan de viaje perdido , es la película más taquillera de todos los tiempos en nuestro país y a la vez la menos personal y relacionada con la vida del director, y su sexta obra, El cielo rojo 2 , fue un estrepitoso fallo.
La película siete de Miguel, Amor viajero , es lo mejor que ha hecho. Días atrás la vi a sala llena y fui uno con los desconocidos de las butacas vecinas: todos, sin excepción, reímos y masticamos los ingeniosos diálogos de los personajes interpretados magistralmente por Monserrat Montero y Renzo Rímolo (este último, vale acotar, resulta mucho mejor como personaje de ficción que como el controvertido personaje “real” que interpreta en su oficio de comediante y conductor radiofónico).
Vayan a ver Amor viajero y busquen en la web algo de Gin Aluvosi. En ambos estás expuestos el ingenio, las inseguridades y las convicciones de Miguel Gómez.
Les dejo con un video de Gin Aluvosi en el Rock Fest 2001 (Costa Rica)
Tema: Ojos clarita, del disco Tostadas
Esta es una columna de opinión de la revista Teleguía, de La Nación, y como tal sus contenidos no representan necesariamente la línea editorial del periódico.