Si a la altura de este domingo no ha visto el cortometraje Amor de temporada , no se preocupe: ahorita se lo topa en Facebook, compartido en el muro de una docena de amigos. Es el corto de moda , lo cual está muy bien: un producto audiovisual tico, ¡de moda! Pura alegría.
Para quien permanezca atento al desarrollo de las artes y la creatividad en el país, el éxito de cualquier artista debería de resultar placentero (si es honesto, claro está). Más de un millón de reproducciones del video en tres días no es un dato menor en un país como el nuestro. Tampoco que se transmita en televisión en vivo –en Telenoticias – ni que se discuta tanto y se comparta de la forma masiva en que se hizo con la encantadora obra dirigida por el fotógrafo Sergio Pucci.
Aquí es donde me convierto en la persona amargada que cuenta historias tenebrosas al lado de la mesa de las bocas en una alegre fiesta familiar. Ni modo, los trapos sucios hay que sacarlos, aunque sea en medio del merengue y la repartición de tajaditas de queque. Me amargo porque, precisamente, nada de esto es usual. Nunca pasa.
“Un corto que durante un año estuvo oculto, se convirtió en viral gracias a la promoción de un festival de cine”, consigna una nota publicada en teletica.com, que le dio generosa difusión al proyecto. ¿Oculto? Curioso, porque ese festival, el Shnit , se ha convertido en un importante punto de encuentro de artistas audiovisuales, abierto al público, con entrada económica, y que ha permitido conocer a varios creadores audiovisuales locales. ¿Apareció con tal brillo en tele, en prensa, en radio...?
Aquí empezamos a desgranar docenas de eventos, festivales, personajes, obras de artistas profesionales, proyectos creativos estimulantes e interesantes, que pasan “ocultos” todo el tiempo. ¿Por qué y por quiénes? ¿Hemos fallado los periodistas y comunicadores, en general, en informar a nuestro público de la intensa agenda cultural que se vive en el país? Claro está: si cada vez que vemos una pieza artística tica nos “sorprende”, difícilmente podemos informar(nos) adecuadamente.
He estado en conferencias de prensa de producciones costarricenses de teatro, cine, danza y música con solo otros dos colegas presentes. En los anteriores Festivales Internacionales de Cine y otros encuentros, repletos de ese talento nacional tan apreciado en comentarios de Facebook para Amor de temporada , la presencia de medios era escasa. Luego, en redes, uno lee: “¿Por qué nunca informan de estas cosas?”.
O me pregunto si será que al público realmente no le interesa. Pero luego recuerdo salas de teatros y cines repletas, ovaciones de pie, lágrimas en los ojos de públicos conmocionados... por esos talentos nacionales “ocultos”.
Luego se dirá, claro: “¿Es que debo apoyarlo solo por ser nacional?”. Pues no, claro que no: apoyar es verlo críticamente, seriamente, y contradecirlo, discutirlo, compartirlo. Su muerte es ese silencio estruendoso que recibe a tantos libros, filmes y discos; un silencio que, si juzgáramos solo por felices accidentes como el de Amor de temporada , parecería involuntario.
Pero no es así.