Hace algunos años Teletica maduró la industria televisiva de Costa Rica. Crearon Teletica formatos con la intención de traer al país programas exitosos de otros lugares. Demostraron avidez por llenar la pantalla con contenido nuevo; así llegó al país ¿Quién quiere ser millonario? y Un minuto para ganar . Le toca a Trato Hecho , formato original holandés exportado a más de 70 países.
Trato Hecho es un juego matemático de posibilidades y congoja. El invitado elige un maletín de 26 en juego. Este se resguarda mientras se descarta uno a uno los 25 restantes, abriendo el juego de posibilidades. Cada maletín tiene distintos valores secretos, hasta que se abren se revela su valor. En tanto se van acabando el participante recibe ofertas del Banquero para renunciar a su suerte y retirarse del juego. Al final todo queda con una valija ganadora o el retiro del competidor, eso sí, con plata en mano.
Lo primero que resalta es el escenario. No desluce pero es el mismo usado en otros proyectos, la misma disposición; cambiar las luces y adornos no lo hace distinto. Esto le resta impacto al programa, de entrada no muestra nada nuevo, se pierde la posibilidad de impactar a la audiencia.
El set le queda pequeño a las chicas y su lucida entrada. Se ve apretado y no se diferencian una de la otra. Tal vez un acomodo distinto hubiese sido apropiado.
Se genera expectativa con la mecánica de los maletines y las reglas. La parte formal es clara, sin embargo cuando la participante entra en cámara me asalta la duda ¿Por qué esta persona grita desaforadamente? Un problema de la tele es llevar la emoción al público, transmitir sensaciones.
La promesa de Trato Hecho era la cuidadosa selección de los partícipes. Buscaron personas con carisma, que aportaran comicidad. Sin embargo la práctica de la promesa parece histrionismo desenfrenado y forzado.
Este es el principal yerro que puede tener Trato Hecho . Parece repetitivo en algunos programas de Teletica. Recuerdo Un minuto para ganar y la conducta alocada de los participantes, aunque en este era un juego físico. Esto parece inducido.
Es cierto, el participante es la estrella de turno. Sin embargo no debería cargársele actoralmente al punto de sacarlo de su faceta de sujeto anónimo.
Cuando pongo el tele para ver Trato Hecho , la promesa es ver la buena o mala suerte ajena, frustraciones reales de derrota o victoria y no un frenesí absurdo de abrazos que no mueven a la audiencia. El público no siente lo que el participante en el set, ahí falla el show .
La gente anónima no actúa, se espía. Esta es la premisa del vinazo que el público quiere ver. Si la premisa se manosea la conducta parece falsa y el programa pierde credibilidad.
Las chicas buscan empatía con su figura y su trato. La fórmula falla cuando no todas tienen micrófono para entablar conversación y la audiencia se pierde. Sin sonido su interacción no tiene sentido y no hay posibilidad de fabricar personajes en ellas.
El recurso del Banquero que llama para ofertar y tentar al competidor tiene un tono cuasi cómico, sin embargo el Banquero es mudo. No escuchamos lo que habla, solo vemos su silueta moviéndose. El público debería ver al villano en el Banquero, el malo que hace ofertas ruinosas. Este es el perfil que debería destacarse del Banquero, una especie de Chacal (Sábado Gigante). Curiosamente el Banquero sale bebiendo un trago y lo hace lucir bastante estereotipado, en conjunto con sus movimientos ingenuos lo hacen un personaje poco creíble, incapaz de aportar malicia al juego.
Creo que la intensidad del programa debería construirse al juego de las posibilidades y antagonismo del Banquero, liberar a los participantes del peso actoral que no les corresponde, que sean personas reales en encrucijadas de juego.
Quitando la artificial emoción, Trato Hecho podría ser una buena opción para el público seguidor de los shows que Teletica popularizó, anónimos en situaciones límite. Habrá esperar la opinión de la gente. Un punto a favor del programa es su fórmula exitosa, aunque esto no siempre es garantía de que sea un éxito en casa. En todo caso recomiendo que le dé una oportunidad y lo valore usted mismo.