Dos hombres juegan al ajedrez. Uno es viejo, el otro un tanto más joven y sonríe con sorna. Sobre sus cabezas descansan coronas: dos reyes juegan al ajedrez. Mientras tanto, un pueblo amurallado se alista ante la inminente invasión de agresores de tierras distantes. Guerra y ajedrez.
Así era la introducción de unos de los juegos más icónicos de finales del siglo pasado y que, todavía hoy, tantos años después de su publicación original en 1999, sigue siendo un referente y, más todavía, un gran recuerdo para tantos gamers : Age of Empires II.
Tomemos, entonces, este artículo no como una recomendación (¿queda ahí afuera algún fanático a los videojuegos de estrategia que no lo haya disfrutado?), sino como un homenaje.
A sus 18 años, Age of Empires II es todavía un gran juego; la edad lo ha convertido, también, en un gran recuerdo. En él, el jugador controlaba a una civilización, en algún período de la historia humana; a punta de clics del mouse y controles en el teclado, tocaba recolectar recursos, desarrollar tecnologías, conquistar territorios, expandir los horizontes y, sobre todo, defenderse de los ataques de los invasores (o al revés, claro: ser el agresor que intenta aplastar a un enemigo).
Las posibilidades eran amplias: el jugador podía desarrollar su propia civilización, liderarla a través de las distintas edades de la humanidad, hasta convertirla en una potencia del mundo antiguo y construir una maravilla del mundo.
Sin embargo, quizás uno de los aspectos más interesantes de Age of Empires II era la posibilidad de jugar campañas basadas en eventos reales. ¿Qué tal acompañar a William Wallace en la rebelión de Escocia contra la opresión de Inglaterra? ¿Ayudar a Juana de Arco a liberar a Francia, más allá de su trágico final? ¿Defender al Tenochtitlán de Hernán Cortés?
Por supuesto, las historias no eran particularmente rigurosas en términos de cuán apegadas estaban a la historia real. Después de todo, Age of Empires es un juego y no una clase magistral, y era evidente que los escritores se tomarían algunas libertades para moldear la narrativa a su gusto.
Aún así, el Age of Empires logró hacer lo más difícil para cualquier forma de entretenimiento: ir más allá de sus propias posibilidades y, en este caso, al menos plantar una semilla de interés en los eventos históricos que inspiraron la diversión de tantos fanáticos del juego.
Es curioso que, de una trilogía de juegos, el segundo sea catalogado todavía como el mejor. Age of Empires II fue una clara evolución de todos los conceptos e intenciones de la primera entrega (1997), mientras que la tercera se separó de los pilares que hicieron del segundo juego una obra maestra.
Desde el 2013 es posible descargar, de la plataforma Steam, una versión en alta definición del juego, lo que ha permitido la renovación y continuo crecimiento de su comunidad de jugadores. Casi dos décadas después de su publicación, Age of Empires II sigue desafiando al tiempo y a la historia.