Durante sus tres primeros años, Sillicon Valley bromeó con los tropiezos propios del emprendedurismo en el medio tecnológico. Ahora su apuesta no está en contar cómo se logra el éxito, sino qué hacer cuando ya se le alcanza.
La producción de HBO estrena esta semana su cuarta temporada, ya consolidada como uno de los trapitos de dominguear (literalmente) de esa cadena. Desde su debut, en el 2014, Sillicon Valley logró colocarse como una favorita de la crítica, al punto de sumar tres nominaciones consecutivas al Emmy en la categoría de mejor serie de comedia, así como otras tantas postulaciones a los Globos de Oro.
Creada por Mike Judge (padre de Bevis and Butt-Head y King of the Hill ), la serie ha sabido representar con humor los dramas que se viven en Sillicon Valley, la zona al sur de San Francisco donde se afincan muchas de las mayores compañías tecnológicas de Estados Unidos. Ahí el binario es el lenguaje oficial.
En medio de los billonarios y su excéntrico manejo de recursos humanos, también hay espacio para las historias de los pequeños emprendedores, de los ingenieros que empiezan en una cochera una firma que bien podría terminar cotizándose en la bolsa de valores.
Pied Piper es la empresa que el público ha visto crecer a lo largo de estos años. Sus fundadores debieron aprender, a la fuerza, que para materializar sus aspiraciones no alcanza con ser excelentes programadores, especialmente cuando nadan en un mar plagado de plagiadores, oportunistas, competidores desleales y otras tantas alimañas.
El equipo de Pied Piper se mantiene intacto para esta temporada. Al frente sigue estando Richard (Thomas Middleditch), el genio de la informática que poco sabe del mundo de los negocios. A su lado está la disfuncional familia conformada por Erlich (T. J. Miller); Big Head (Josh Brener); Dinesh (Kumail Nanjiani); Gilfoyle (Martin Starr); Jared (Zach Woods), y Mónica (Amanda Crew).
En esta nueva temporada, Pied Piper deberá adaptarse al inesperado éxito que su aplicación de videochat, mientras busca levantar de nuevo la imagen de la firma, que salió muy dañada tras el escándalo de fraude en las cifras de consumo de su plataforma.
Sillicon Valley es ficción pero su asidero en la realidad es indiscutible. Lo superfluo, lo absurdo, y lo profundo de las empresas de alta tecnología han servido de excelente inspiración para una de las series más celebradas de la última década.
Véalo. Domingo 23 de abril. HBO. 10:05 P. M.