Su trabajo es criticar, hacer comentarios sobre la ropa, el maquillaje y los peinados de los famosos. Ha estado en las alfombras rojas más importantes de los premios de la farándula latina y, cuando lo ven, las estrellas tiemblan.
Esa es la dura labor del venezolano Rodner Figueroa, conocido como el fashionista de Univisión, un trabajo que lo ha llevado, junto a su sarcasmo y comentarios ácidos, a ser uno de los críticos de moda más respetados en América Latina y Estados Unidos.
Combina su pasión por la moda con su profesión de comunicador y conduce el programa Sal y Pimienta de esa cadena de televisión, junto a Lourdes Stephen y la costarricense Verónica Bastos. Ahí, se da cuatro gustos hablando de las noticias de la farándula internacional.
Desde hace 23 años, Figueroa dejó su natal Venezuela para ir a cumplir su sueño a Estados Unidos; de su madre, heredó su buen sentido del humor y al amor por la moda.
Muy amable y con el tono bromista que lo identifica, Figueroa habló con Viva acerca de su vida y la importancia de su carrera.
Rodner, ¿qué edad tiene?
Tengo 41 (lo dice en un tono muy serio, como quien no quiere responder), pero parezco de 32 (se ríe con esa jovialidad que lo caracteriza).
Ese buen sentido del humor le ha ayudado en su carrera...
Eso lo heredé de mi mamá. Ella tiene casi 80 años y no los aparenta. Mi mamá me dice que, de chiquito, yo tenía esa cosa: había reuniones de adultos y yo de cuatro años, me ponía en el centro de la sala a echar cuentos.
¿Cuándo y cómo se dio cuenta de que quería ser experto en moda y, a la vez, comunicador?
Lo de la moda fue un paso natural; la televisión fue algo que desde chiquito quería. Me crié en medio de una familia muy matriarcal, rodeado de mujeres; entonces, la moda era un tema diario.
”Yo veía el Miss Venezuela en los años 80 y decía que quería ser parte de ese mundo. Raúl de Molina me conocía de muchos años y él sabía de mi gusto por la moda; en un momento en que hubo una oportunidad, él me recomendó para hacer la crítica y, desde hace 10 años, soy el experto de moda y ha sido muy divertido porque es algo que me nace con naturalidad.
¿Cómo maneja las críticas y alabanzas a su trabajo?
Las dos cosas las agradezco porque la apreciación de cualquier arte está sujeto a un punto de vista subjetivo. El buen gusto se aprecia al golpe de ojo; siempre he estado empapado e involucrado en las tendencias, lo que los diseñadores y la calle imponen y baso mis opiniones en esos conocimientos. Viajo a las grandes capitales de la moda para estar en el centro de lo que sucede y traer información fresca.
¿Los famosos le tienen miedo a sus críticas?
Una de las cosas más gratificantes es que los artistas teman de mi crítica; muchos están pendientes de lo que voy a decir. De pronto, le he dado muy duro a algún artista y cuando me ven en las alfombras rojas me ven y dicen: ‘ahí viene, ahí viene’ (risas).
¿Ha tenido algún encontronazo con algún famoso por sus comentarios hacia ellos?
Si tienes los pantalones para criticar, debes tenerlos para enfrentar de frente a las personas que criticas. Me pasó con Shakira porque la critiqué de que iba a los premios americanos estupenda y a los latinos muy mal vestida; una vez, llegó donde estaba y me dijo: ‘¿Te gusta lo que tengo puesto? Para que dejes hablar mal de mí.’
”Los verdaderos artistas, los grandes de verdad, lo aprecian y no lo toman a mal”.
A su criterio, ¿quién es el famoso mejor vestido que conoce?
Admiro a Jennifer López porque si para una mujer es difícil cambiarse cinco veces a la semana, ahora para ella que lo hace los 365 días del año y, para estar frente a las cámaras, es mucho más duro, pero lo logra.
”Sin embargo, la señora Carolina Herrera es a la que más admiro. A su edad, se mantiene estupenda y luce impecable como una señora; perfecta desde el cinturón, los zapatos, el accesorio, el peinado... Nunca he visto algo que no me gusta de ella. Es el don de saber y estar.
¿Y los casos más desastrosos?
Hay muchos; podemos empezar por Alejandra Guzmán: es bochornoso a veces lo que se pone. Puedo decir la Tesorito (Laura León) o Lucía Méndez: no saben ni ser ni estar; no aceptan la edad que tienen.
Sus comentaros son ácidos y llenos de humor, ¿cómo lo logra?
Es mi personalidad, pero así como a mucha gente los hace reír a veces, me ha costado amistades. Soy muy franco, muy honesto pero, a lo mejor caigo en la ironía y el sarcasmo, entonces me dicen ‘ay no, yo no puedo con tus comentarios’ y me dejan a un lado.
”Sin embargo, mis grandes amigos no se lo toman personal”.
Dar el ejemplo. Rodner es uno de los presentadores mejor vestidos de la televisión latina, su conocimiento en lo último de la moda y la responsabilidad por dar el ejemplo lo motivan todos los días a ser el mejor.
Ser crítico de moda lo lleva a ser impecable en su atuendo., ¿Es mucha la presión diaria?
Sí soy bastante meticuloso con mi vestuario. Aunque vaya casual, trato de que sea coherente y que refleje quién soy yo; eso es lo bonito de la moda, es una forma de comunicarse de forma tácita con el mundo para decir ‘este soy yo’, aunque no abra la boca. Si vas a criticar, más vale que des el ejemplo.
¿Le ha pasado alguna vez que sale y no va bien vestido?
Muchas veces me ha sucedido una emergencia. Una vez, mi perrito se comió algo que le dio una reacción alérgica; salí corriendo y hasta que llegué al veterinario, me fijé en lo que traía puesto y dije ‘¿qué me puse?’, parecía un cuadro de Picasso; nada combinaba con nada.
¿Cuando la gente lo ve en la calle lo piropean?
Mira, en la calle, cuando la gente me ve, lo primero que me dice es: ‘¿Cómo luzco?’ (risas). Se preocupan mucho por saberlo, pero también me dicen que me veo mejor en persona que en televisión.
¿Cuáles son las prendas infaltables en su clóset?
Los pañuelos no me pueden faltar; siempre he dicho que el traje del hombre puede ser muy aburrido, pero con los pañuelos eso puede cambiar.
”Soy zapatero como loco; es una enfermedad; me gustan demasiado los zapatos, aunque para los hombres es muy limitado”.