Miedo a la vejez; aversión al sexo; delirios de grandeza y amores platónicos fueron los vientos que agitaron el alma de un niño eterno, atrapado en el cuerpo de una estrella de la canción.
Las confesiones de Michael Jackson, escritas por el rabino Shmuley Boteach tras dos años de terapia, revelan los vericuetos de su espíritu.
¿Por qué esa fijación con los niños?
“Si no fuera por los niños y los bebés tiraría la toalla..., y ya lo he dicho antes; si no fuera por los niños, elegiría la muerte, lo digo de corazón”.
¿Desea morir?
“No quiero vivir. No me gusta, es que no. Creo que hacerse viejo es lo peor, lo peor que hay... Y no quiero mirarme en el espejo y encontrarme con eso. No quiero llegar a viejo”.
¿Miedo a la vejez?
“Quiero mantenerme joven y con energía para correr por ahí y jugar al escondite, que es uno de mis juegos favoritos. Odio ver como envejece la gente”.
¿Qué recuerda de su niñez?
“Andaba por ahí buscando gente con quien hablar. Me sentía tan solo que a menudo subía a llorar a mi cuarto y pensaba: ‘¡Ya basta! Yo me largo, lo dejo’. Y entonces era cuando me iba a la calle a caminar sin rumbo. Recuerdo haberle dicho a más de una persona: ‘¿Quieres ser mi amigo?’”
¿Quién se considera?
“Yo represento a un ser superior. No estoy diciendo que sea Dios pero sí digo: salvad el planeta, sanad al mundo, salvad a los niños, salvad los bosques. Y eso no tiene nada de malo”.
¿Cómo fue su relación con su padre?
“Todavía le tengo miedo. Cuando entra en una habitación, Dios es testigo de que a veces me he desmayado por el mero hecho de su presencia. Bueno, para ser más exactos, he vomitado delante de él porque cuando entra en un cuarto viene envuelto en esa aura suya..., y me empieza a doler el estómago”.
¿Por qué deseaba triunfar?
“Creo que el éxito y la fama que he conseguido, que he anhelado, los deseaba porque en realidad buscaba que me quisieran. Nada más. Esa es la vedad. Necesitaba que la gente me quisiera, sinceramente, porque nunca me he sentido verdaderamente querido”.
¿Qué piensa de la prensa?
“Odio a los majaderos. Estoy convencido de que el racismo, los celos y el odio son pura y simplemente parte de todo eso: dan rienda suelta a su frustración arremetiendo contra gente que solo está tratando de hacer algo bueno y eso es sencillamente muy triste. Quiero decir que desearía que hubiese un modo de acabar con ese tipo de cosas”.
¿Cree en el diablo?
“Yo creo que el diablo es el hombre mismo”.