En vivo. A nuestra tele le cuesta llegar al equilibrio: o todo se ve tieso o la naturalidad se confunde con la improvisación. La diferencia está en la producción y en el talento en cámaras. La tele en vivo obliga al control permanente de la concentración y de lo emocional para seguir las indicaciones del guion, como si todo fluyera con sencillez.Les cuento un ejemplo. Canal 4 transmite los domingos por la noche Buscando a Timbiriche , concurso de Televisa para formar un nuevo grupo de igual nombre.El domingo pasado, el programa estaba muy tenso. La gente adora a un chamaco sin talento, pero muy simpático: los buenos cantantes salen eliminados porque Yurem les gana en atractivo social. Entonces, la producción buscó un sistema interesante. Hizo un ranking con apoyo de las llamadas y otro con las calificaciones de los críticos. El promedio elegiría a dos finalistas para competir entre sí con un mismo tema. Luego el jurado, el público y los Timbiriches originales votarían por uno.El ganador sería el elegido. Antes de hacerse el anuncio, el nerviosismo es altísimo. Galilea Montijo recibe sobres con un montón de números. Ella anuncia como finalistas a Brissia y Sofía. Segundos después, el aire se corta: “Un momento, he cometido un error…, por favor… que los alumnos vuelvan a sus puestos…” y, en medio de la confusión, la animadora mandó a corte comercial.Al volver, como si fuera parte del show, comentó que las personas de cómputo le explicaron sobre las tarjetas: afortunadamente, ella había llamado a las alumnas correctas y recuperó la tensión como si nada. Me quedé frío de ver la seguridad en sí misma para hacer eso y me pareció una lección digna de mencionar. La fórmula de ella fue la naturalidad dentro de la planificación. ¿Qué cuesta aprender un poco de eso para nuestra tele?