Un fracaso. Así definió Jason Biggs el trío que realizó junto a su esposa, Jenny Mollen, y una trabajadora del sexo que ambos contrataron. La idea de la pareja, además de revivir la pasión, era celebrar el cumpleaños del actor, pero todo resultó en un completo fiasco.
“Mi esposa estaba sobre la cama comiendo hasta papas fritas. No sé, siento que realmente no hubo química entre nosotros. Además, al final, no rendí como en otros momentos, así que fue algo realmente muy incómodo”, explicó el actor entre risas durante su aparición en el programa The View .
Por su parte, Mollen declaró en este mismo programa días antes que el intento de disfrutar de esta experiencia con su esposo la llevó a contratar no a una prostituta, sino a tres. Sin embargo, nada funcionó y para ellos todo quedó en una divertida anécdota.