Imperdible del deporte: La hermandad de los aros

El baloncesto de la NBA es el “no va más” del deporte de los aros. Llegar ahí es aterrizar en el mejor lugar del mundo para jugar básquet.

Aunque no pocos sostengan que la NCAA (la categoría universitaria) se acerca más a la esencia de este deporte, la verdad es que la NBA es un espectáculo, ingrediente fundamental en el deporte profesional de Estados Unidos.

De tal modo, en los llamados “juegos de estrellas” se reunen todos los que son, se relajan por un ratico, el mercadeo hace su “agosto” y los fans se sienten felices.

En la NBA estiran el concepto y hacen todo un fin de semana, con una serie de competencias: el más puro show .

Sin el mismo caché de su similar de Grandes Ligas y aunque no tiene aquel brillo de las eras de Michael Jordan, Magic Johnson, Larry Bird, el hecho es que se transmite a 215 países.

Además, son partidos abiertos, sin esas rígidas camisas defensivas de la temporada regular o de play-off . Por ejemplo, en la edición del 2014, la Conferencia del Este se impuso a la del Oeste, 163-155.

Este año, el marco es inmejorable: el Madison Square Garden, un lugar al que le sobra la historia, a pesar de que los Knicks llevan un poco más de cuatro décadas de futilidad.

Se trata del lugar adecuado para que inscribir un hecho inédito en la historia de este espectáculo: dos hermanos saldrán como titulares el domingo 15.

Pau y Marc Gasol –de los Bulls y Grizzlies, respectivamente– serán los encargados de ese hito en la NBA, que también sirve para subrayar su carácter internacional.

Papá Agustí y mamá Marisa estarán presentes para ver esa presentación de sus retoños y ese acontecimiento familiar.

“La familia no está dividida para nada. Esto es un regalo para ellos”, explicó, en días pasados, Pau, el mayor.

A ellos les tocará abrir el Juego de Estrellas de la NBA con el tradicional salto entre dos por el balón.

Marc lo hará por el Oeste; Pau, por el Este y..., ¡ showtime !

Véalo. NBA. Domingo 15. Space. 6:30 p. m.

El hijo del viento

Carl Lewis tiene un puesto seguro en el panteón de los campeones, de cualquier disciplina, de los Juegos Olímpicos de la era moderna.

La palabra “monstruo” se queda muy cortita para describirlo: el hombre cosechó 10 medallas olímpicas; de ellas, nueve de oro.

En Los Ángeles 1984, el mundo agotó las formas imaginadas de aplaudir con su desempeño para el asombro; en Seúl 1988, el planeta se paralizó durante poquito menos de diez segundos para ver la carrera del siglo contra Ben Johnson (en la que el canadiense le jugó sucio).

Además, entre 1983 y 1993, se dejó ocho medallas de oro, una de plata y una de bronce en los Mundiales de Atletismo.

Carl Lewis se retiró de las pistas tras las Olimpiadas de 1996, en Atlanta, con la licencia de leyenda vigente

Este sábado 21 tendrá la ocasión de repasar la biografía de quien fuese conocido como “el hijo del viento”.

Véalo. LUN. 16. 08:00 P.M. ESPN