La historia que todos conocemos se agigantará a partir del estreno, este domingo 9, con una espectacular y ambiciosa serie documental de History Channel: La gran historia conecta los hechos científicos con simples acontecimientos cotidianos.
Narrada nada menos que por Bryan Cranston, protagonista de Breaking Bad, a lo largo de 16 capítulos la serie explica en forma sencilla cómo la sal, por ejemplo, está correlacionada con la apertura de megaestructuras que cambiaron el rumbo de la humanidad.
Por ejemplo, la apertura del canal, en 1825, tuvo el efecto colateral de activar la ciudad de Nueva York y convertirla en un puerto aún más importante al conectar los Grandes Lagos con el río Hudson. De una manera sumamente entretenida, el documental correlaciona los hechos y termina por culpar a la sal de la consolidación de íconos como Time Square, el atasco permanente en el Belt Parkway o los altísimo precios de pequeños condominios en la ciudad.
“En un sentido real de la historia, la ciudad de Nueva York no sería la ciudad que es sin sal”, asegura el escritor Marcos Bitterman , autor de “La sal, un manifiesto sobre el mineral más esencial del mundo”.
Y es que este primer episodio lanza una red más amplia aún, pues analiza por qué los seres humanos y otras criaturas anhelan sal, cómo esta ha influido en los senderos naturales de los animales, en las modalidades de transporte y asentamientos humanos y más.
Incluso el lenguaje está ligado a la sal, con palabras como “salario”, pues según History Channel, se derivan de la misma raíz.
Transporte primitivo y vital
El episodio dos, que se transmitirá de seguido, lo ocupa el tema de los caballos, lo que influyó no solo la ubicación y extensión de los imperios, sino también en asuntos más accesorios como las prendas de vestir.
El caballo, se afirma, condenó a la túnica romana: si quiere saber por qué, solo trate de montar un caballo mientras lleva una. Pero, más cerebralmente, el caballo fue una forma de que los seres humanos aprendieran a aprovechar la energía del sol, pues esta se materializa en la hierba que necesitan los equinos para alimentarse.
“Aprender a domesticar el caballo era una especie de revolución energética”, ha comentado para el canal el historiadorDavid Christian dice.
La serie parte de una premisa: está menos interesada en describir la historia a partir de guerras y monarcas, y más en describir la interconexión de muchas disciplinas para demostrar que los eventos están conectados temáticamente, incluso molecularmente, al recorrer todo el camino de regreso a el Big Bang.
Muchos eruditos han llegado a sus propias teorías con respecto a la historia, y esto es lógico. La economía, los recursos naturales, el sexo y así sucesivamente, han sido fuerzas que han impulsado el mundo hacia adelante.
El enfoque más holístico de ‘La Gran Historia’ tiene sus críticos, pero a medida que el televidente va digiriendo esta serie, narrada amigablemente y apoyada en gráficos y recreaciones, todo va cobrando sentido y es casi inevitable llegar a una gran conclusión que, viéndolo bien, parece hasta lógica: todo, absolutamente todo lo que existe, está correlacionado en el tiempo y el espacio.