Entender de qué se trata la serie de HBO Girls me tomó tres temporadas. Lena Dunham creó hace cinco años una serie sobre cuatro mujeres que lo único que quieren es convertirse en ellas mismas.
Hannah (Dunham), Marnie (Allison Williams), Jessa (Jemima Kirke), Shoshanna (Zosia Mamet) no existen para resolver en pantalla sus múltiples defectos.
Girls , en todo caso, tiene el contrario efecto de exagerarlos para incomodarnos con ellos.
Todas comparten un egocentrismo exacerbado que en más de un episodio no les permite apoyarse como las amigas que son.
El ritmo de la serie es verlas caer, una y otra vez, por su inexperiencia, su egoísmo y y su falta de vergüenza.
No hay aprendizaje sin dolor, podría ser el mensaje más sencillo de la travesía entre relaciones tóxicas, despidos, humillaciones y proyectos de vida dejados a medio palo.
Para esta quinta temporada, cada una de las mujeres –porque después de cumplir 25 ya no son las “chicas” que comenzaron la historia en el 2012– parece que ya es libre del equipaje más pesado de sus vidas.
Hannah terminó con Adam (Adam Driver), su posesivo y escurridizo novio; Marnie tiene la relación romántica que siempre soñó (y, aparentemente, planea casarse); Jessa dejó su adicción a las drogas y Shoshanna huyó de Nueva York para encontrarse a sí misma en Japón.
¿Significa esto que tendrán finales felices? No parece ser la meta que tiene Dunham para sus personajes. Para ellas, envejecer solo significa soplar más velitas en el queque.
“Te vas a despertar un día para darte cuenta de que desperdiciaste toda tu vida”, advierte Jessa a Hannah mientras comen helado.
“Llegaste muy tarde, eso ya ocurrió”, responde Hannah.
A la mitad de la década de los 20, esa afirmación solo puede ser una epifanía terrorífica o un chiste mórbido. Después de entender a Girls, me atrevo a decir que es ambas.
Véalo. Lunes 22. HBO. 6:30 P.M.