Hay escándalos de escándalos, y escándalos que no llegan a escándalo porque los protagonistas (figuras conocidas del ámbito nacional) eligen la prudencia como el camino correcto para minimizar los daños colaterales que pueden ocasionar los juzgamientos de medio mundo, sobre todo en tiempos de las lapidarias y temerarias redes sociales.
Un ejemplo de lo anterior fue lo acontecido cuando trascendió, a finales del año pasado, la separación del reconocido locutor y conductor Carlos Álvarez y su esposa desde hacía 15 años, Karen Pacheco. Luego de conjeturas y rumores, Álvarez conversó con la prensa y explicó someramente lo de su separación matrimonial y confirmó que, a raíz de una relación con otra muchacha, se iba a convertir en padre por tercera vez. Álvarez tiene dos hijos de su primer matrimonio con la conductora y asesora política Viviam Quesada.
A partir de entonces, las partes involucradas bajaron el perfil y como nunca atizaron la situación con comentarios públicos de ningún tipo, la cosa quedó ahí.
El tiempo pasó y, el martes, el diario La Teja publicó una bonita nota con fotos del bautizo de Karolina, la pequeña hija que Álvarez procreó con Evelyn Durán. Los padrinos de la niña son Alex Costa y Lizeth Castro, mejores amigos de los padres de la bebé.
Igualmente, de las declaraciones de unos y otros no se infiere nada más que lo que tiene que ver con la pequeña; de manera que siguen salvaguardando su privacidad.
Por otra parte, desde hace meses observamos a Karen Pacheco (esposa o exesposa de Carlos Álvarez, ese detalle también ha sido muy bien salvaguardado por los involucrados) colgando mensajes motivacionales en su perfil de Facebook y, además, rebosante de entusiasmo, con proyectos de trabajo, atletismo, viajes al exterior y, sobre todo, una gran espiritualidad.
Por razones obvias, esta situación podría haber sido una “tormenta perfecta” de chismes y dimes y diretes, en la que todos los involucrados hubieran salido lastimados mientras los espectadores hacían fiesta con el circo. Pero no. Indudablemente las procesiones fueron (o van) por dentro, pero vale la pena repasar este ejemplo de “manejo de crisis” con prudencia y dignidad ante todo. He dicho.
En el conciertazo del viernes antepasado, en el que se presentaron Jesús Adrián Romero y Marcos Witt, vimos a Pamela Alfaro, la esposa de Juan Carlos Campos (dueño de One Entertainment, productora que trajo a los artistas), más bella que nunca. La maternidad por partida doble le ha caído de maravilla. Aunque ella andaba con perfil bajo –eso sí, siempre dulce y simpática–, no pudimos dejar de apreciar su belleza y casi nos atrevemos a apostar que se ve mejor ahora que durante sus años como presentadora de TV.
También nos llevamos una gran sorpresa al ver en ese mismo recital a Choché Romano, apenas reconocible sin su melena, la que perdió recientemente debido a una apuesta. El inquieto Romano estuvo muy juicioso, disfrutando de las canciones y muy sintonizado con la onda espiritual. Hay un momento para cada cosa y parece que Romano lo tiene muy claro.
A otro que vimos en muy buen ride , matizando con su esposa, Paula Lucas, fue al cantante Luis Alonso Naranjo. Más maduro y tranquilo se nota al exintérprete de Escats, atrás quedaron aquellos mates de rockstar que le dieron en algún momento. Bien por él, los años no pasan en vano y la madurez es una de las grandes herencias de la experiencia.
También andaba por ahí el conocido empresario Pablo Zúñiga, PZ, a quien ya nos acostumbrábamos a ver en todas partes junto a su hoy exnovia, la modelo Sharon Segura. Como que el quiebre sí va para rato, porque justo esta semana supimos que Segura está disfrutando mucho de su nueva soltería y hasta se le ha visto muy bien acompañada de aquel guapetón que trabajaba en Combate (de los originales), Carlos Hernández, más conocido como Coto. Hasta donde sabemos, son muy buenos amigos, pues no logramos ver más que risitas y una amena tertulia entre ellos. Ve vos.
Ya para terminar con el tema del concierto, un aplauso de pie para los encargados de prensa, los famosos Quesada (Jorge y Harold), de Promedia, pues es sabido lo que conlleva armar la logística de prensa de un evento de este calibre y estos dos son verdaderos facilitadores para el trabajo de los medios; aquí lo demostraron una vez más.
Acharita. Edgardo Camacho viajó la semana pasada a Los Ángeles, California, invitado por Universal Music a entrevistar a J Balvin, el cantante colombiano del momento. Edgardo fue el único periodista de Centroamérica invitado para ese encargo periodístico. Lo malo fue que la exclusiva la pasaron en Intrusos el lunes 27, a las 11:02 p. m., como quien dice cuando estaban en los tiempos extra porque el programa acaba a las 11 p. m. Además, la entrevista no fue anunciada a lo largo del espacio como hacen siempre en Intrusos (Mááás adelante…).
En resumen: es muy probable que si revisan el rating solo la vieron Edgardo y su mamá, Xinia Espinoza, allá en Pital de San Carlos. Los de la disquera también se quedaron con ganas de verla y de ver las promociones como las que hacen en ese canal cuando tienen este tipo de exclusivas. Este Topo, que tenía ganas de ver la conversación con J Balvin, se quedó dormido y cuando despertó ya estaban en otra cosa mariposa. Realmente es una lástima que se haya desaprovechado este esfuerzo periodístico y la invitación de la disquera, especialmente ahora que son tan poco frecuentes.
El martes mientras hacía una fila tremebunda, mejor no digo en qué institución, me entretuve viendo el espacio Siempre contigo y me voy encontrando semejante poema en el segmento de Estética Yireh: “Atendemos varones, pero solo para verse varoniles, maquillaje metrosexual no hacemos... es por... por cosas personales”. Okey . Copiado pues. ¡Qué jue aquello!
La excelente cantante nacional Charlene Stewart probó suerte en una audición del conocido programa The Voice . Sin embargo, el talento de la limonense y su hermosa voz no fueron suficientes para que la tomaran en cuenta. Charlene comentó que quedó contenta porque al menos lo intentó y no se quedó con la duda, a pesar de que tuvo que desplazarse hasta Minneapolis, Estados Unidos, y esperó ocho horas haciendo fila solo para cantar los 30 segundos de prueba.
Ni modo, lo que no está para uno ni forzándolo. Estamos seguros de que esta musa de ébano pronto encontrará una oportunidad mejor en otro lugar. Gran lección para muchos que no toman las oportunidades que se les presentan y después se andan lamentando. Ya con solo ese enorme esfuerzo de Charlene, sabemos de lo que esta cantante está hecha.