Hace año y medio Trato hecho entró en la parrilla de la tele; vuelve con algunos cambios en su segunda temporada. La promesa de René Picado fue entregar un programa que representara a la audiencia de ¿Quién quiere ser millonario? Si bien el formato es similar, el nivel de suspenso es bastante diferente.
El ritmo y la propuesta de juego es similar, algunos cambios son la baza de la producción en esta segunda temporada; por ejemplo, la posibilidad de participar del concurso en línea. Al final, es una rifa entre quienes atinan el monto de la maleta en juego. Puede o no ser interesante para algunos públicos, aunque no tiene repercusión real en el devenir del juego.
Otro cambio es la renovada nómina de modelos. En la crítica de la primera temporada se mencionaba que las muchachas no tenían una participación que permitiera generar empatía con la audiencia, pues su tiempo individual de pantalla era poco. Esta situación no varió. En esta temporada se entregan cápsulas individuales de las muchachas.
Esto parece antojado, ya que no existe razón para que la audiencia se adentre en los gustos y currículo de las modelos, pues no son personajes relevantes del espacio ¿De qué se trata? ¿Ponerlas por ponerlas? ¿Si la audiencia no logra más de sus particularidades a lo largo del show para qué exponerlas?
El Banquero regresa con cambio de profesión. Cambia su participación y denominación siendo ahora El Administrador, un personaje con voz y mayor participación. Se cuestionaba mucho en la temporada pasada su carácter caricaturesco y sus acciones poco cómicas.
En esta oportunidad la voz humaniza al personaje, pero los textos que aporta siguen proyectando una producción con un tratamiento inocente; todavía no llega a ser un antagonista, que bien hace falta en el show .
Este personaje habla en términos plenamente bancarios y lejanos al común acuerdo que establece Teletica con su audiencia. Al menos mudo no proyectaba este tipo de falencias. La voz no lo salva de la caricaturización.
La implementación de los relevos –un acompañante que releva al concursante– tiene repercusiones grandes en el azar del juego, pero para la audiencia pudiera ser poco emocionante, pues no aporta realmente innovación que lleve a decisiones complejas. Sería mejor si este relevo sucede en momentos determinantes del juego y fomentado por el Administrador desde una posición más antagónica.
Se llegó a ver una cápsula donde un amigo del participante enviaba un saludo. Esto no aporta absolutamente nada al show ni a la experiencia que vive la audiencia en la casa, parece un relleno.
A veces la percepción de la producción de lo que es un reality show se trastoca de un formato a otro, trasladan módulos audiovisuales que realmente no aportan mucho en unos formatos pero sí en otros.
Incluso, la telerrealidad tiene algunas normas que es apropiado seguir.
Trato hecho genera algunas rupturas con el público en el estudio –como la de la hija del concursante– que rompen la posibilidad de construir cualquier atmósfera de suspenso basada en los premios y la mecánica, objetivo difícil de concretar con el ritmo actual e improbable si adrede se intenta reflejar cualquier curiosidad que suceda en el estudio. Concentrarse en los premios y las decisiones difíciles es lo que el formato ofrece y no sacrificarlo por ocurrencias.
Le sugiero que le dé una ojeada a la segunda temporada de Trato hecho , al Administrador y las nuevas mecánicas, que lo compare con la temporada anterior y por mano propia corrobore si la promesa de la producción se cumple. Habrá que esperar y ver si este programa puede ser una opción para sus noches del martes.