Este es uno de esos programas de realidad que dejan sin aliento a la teleaudiencia, por el calibre del drama que reseña: jóvenes mujeres que transitan el imperioso y emotivo proceso de entregar sus bebés en adopción.
El espacio profundiza, con la interpretación de expertos en diferentes disciplinas, en las sensaciones de estas mujeres, sus familiares y los padres adoptivos.
Y es que en la mayoría de casos reseñados, la encrucijada es sencillamente tremebunda.
En uno de los primeros episodios, se narra el caso de Mary, cuyo matrimonio había pasado por una muy mala racha. Por esos días, tuvo un romance fugaz y quedó embarazada.
Ahora deberá decidir si quedarse con el bebé o salvar su matrimonio.
Claudia, por su parte, está embarazada de un hombre que tiene seis hijos con cuatro mujeres distintas y teme que acabará siendo una madre soltera.
Su filosofía de vida siempre ha sido que un hijo debe tener padre y madre, y no se siente preparada para afrontar semejante responsabilidad en solitario.
Tras pensarlo mucho, decidió entregar a su bebé en adopción a una pareja gay, pero su hermana está desesperada por tener un segundo hijo y la presiona para que la deje criar a su bebé.
La decisión es harto difícil, sobre todo porque los futuros padres están completamente involucrados en el proceso de embarazo y ya tienen todo preparado para recibir a la nueva criatura.
Claudia, además, siente que a futuro será terrible para su hijo, saber que está siendo criado por su tía, y que su mamá no quiso o no pudo conservarlo.
Y siguen los dilemas.
Mariah es una madre demasiado joven que está embarazada por segunda vez en el año y enfrenta las consecuencias mientras lucha con la adopción.
Jamie ya es madre soltera de tres niños y ahora está embarazada otra vez. ¿Podrá hacerse cargo de un cuarto hijo o lo dará en adopción?
Sydney, recién graduada universitaria, no quiere ser una madre soltera lidiando con todo y toma una decisión controvertida respecto de los padres adoptivos.
La mamá de Brandalynn estuvo a punto de entregarla en adopción. Ahora Brandalynn, ¿seguirá sus pasos y se quedará con su bebé o lo entregará?
Las presiones familiares, sobre todo en los casos de madres que apenas están saliendo de la infancia, constituyen una gran carga para algunas que deben tomar una decisión.
Es el caso de Mercedes, quien no quiere ser una madre adolescente. ¿Perderá a su novio y su familia si entrega al bebé en adopción?
Nicol, en cambio, vive la otra cara de la moneda, pues enfrenta la fuerte oposición de su familia y del padre del bebé cuando decide entregarlo en adopción. Sarah intenta rehabilitarse y enmendar las cosas con su padre mientras atraviesa el proceso de adopción.
Decir la verdad también se vuelve un dilema en casos como el de Megan, quien cree firmemente que la adopción es lo mejor para su bebé, solo que su ex no sabe que, antes de separarse, ella resultó embarazada. Teme decírselo porque sería un viaje sin retorno, y si él no está de acuerdo, todo podría complicarse. Por otra parte, darlo en adopción sin decírselo, implica que él jamás sabrá que un hijo suyo anda por el mundo.
Finalmente, está Lindsay, quien está embarazada de mellizos y no solo decidió darlos en adopción, sino que dará a luz en la casa de los padres adoptivos, a pesar de lo riesgoso que esto pueda ser.