En 1984, Flor Vaglio pagó ¢33.000 por un boleto de avión que la llevara a México y $10 adicionales para entrar al Auditorio Nacional de ese país. Su objetivo era ver cantar a Yuri , en el Festival OTI de la Canción de ese año. 29 años después, volvió a encontrarse con su artista, ahora en el Palacio de los Deportes de Costa Rica.
En casi tres décadas, la admiración de Vaglio por la mexicana creció; se la transmitió a sus hijas Yorleny y Hazel Solís Vaglio, y la noche del sábado llevó a su nieto Steven Web Solís, para ver si él niño se suma a la tradición.
Al igual que esta familia de Moravia, unos 4.000 fans (según un reporte preliminar de los organizadores), disfrutaron de más de dos horas con los éxitos que la carismática intérprete popularizó desde la década de 1980.
Yuri cumplió su parte con creces; ella repasó varios de los más queridos y famosos temas de su carrera. Con las baladas se echó al público al bolsillo; fue tan hermoso escuchar a los asistentes cantar tan fuerte el coro de temas como Detrás de mi ventana , que la propia artista sacó tiempo para escucharlos.
Invitados. Doña Merry , la primera de cuatro teloneros, apareció con un humor de animador de estadio. Ese que pide a las graderías gritar para mostrar su entusiasmo. Aún así, algunos rieron con sus ocurrencias.
Luego, fue el turno de Laura de León, mejor conocida como La Reina de la Plancha . Desde que la anunciaron las cosas parecieron no salirle bien. Primero, la anunciaron como DJ Laura; luego, no explicaron en qué consistía su participación: poner música de los 80, y dramatizarla apasionadamente.
La cara de sorpresa y extrañeza en muchas personas dejó claro que pocos entendieron qué hacía esa bella joven, agitando sus brazos al ritmo de la música y haciendo mímica en el centro del escenario. Pese a todo, aseguro que disfrutó la oportunidad que le dieron.
Finalmente, Cañas y Xiomara exprimieron sus minutos en tarima, para compartir su música en un formato de piano y voz.
Noche a la mexicana. Yuri apareció en el escenario a las 8:37 p. m., acompañada de un torrente de energía, que presagiaba el buen rato que ofrecería en el Palacio de los Deportes.
La fórmula del concierto fue mezclar las canciones más bailables, con esas baladas inolvidables. Entre cada una, interactuó con el público y contó anécdotas.
De ese modo, sacó provecho a temas como Víctima o ladrón (tema de apertura del show ); Qué te pasa ; Yo te amo, te amo o Sabes lo que pasa . Los aderezó con bailarines mostrando piel sudorosa en sus coreografías; luego los condimentó con vestuarios extravagantes (repletos de colorido, látex, cuero, luces multicolor, flores y espejos) que se cambió en varias ocasiones, pirotecnia y videos de gran calidad que sumaron a embellecer su show .
Luego dio paso a las baladas que, desde hace tres décadas, están en el corazón de tanta gente. De qué te vale comenzó a allanar el camino al éxito; luego, Es ella más que yo ; El espejo, Arrepentida , Amiga mía , Maldita primavera y Detrás de mi ventana , entre otras.
Estos temas románticos le generaron los mayores aplausos, ovaciones de pie y escuchar la emoción desbordante de los fans.
El sonido fue uno de los pocos puntos bajos del concierto, por momentos fue verdaderamente difícil disfrutar de la música.
Ella también habló abiertamente de su fe en Jesús , sus experiencias como cristiana protestante y hasta recibió aplausos por eso.
Pero, el gran regalo de la cantante fue su voz, escuchar la energía que le impregnó a cada verso. Ella lo sabe y hasta presumió un poco de eso, cuando aseguró que ya desearía Madonna su voz, aunque sea por un fin de semana.
A las 11:03 p. m. se despidió de los ticos con una gran sonrisa, muchas palabras de agradecimiento y el coro del tema El apagón .