En manos de los músicos de la Camerata Bern , cada nota se puede convertir en una inesperada oportunidad para experimentar. Una de las principales orquestas de cámara Suiza, debutó este martes en los escenarios costarricenses, en el Teatro Nacional . Antes del recital, la primera violinista y líder de la agrupación, Antje Weithaas , recordó el porqué de esa vivacidad.
“En cierto modo, soy la líder. Debo tomar las decisiones finales. Sin embargo, en un grupo así, la energía realmente proviene del grupo. Creamos algo juntos”, dice la alemana, directora artística de la orquesta desde el 2009.
“Sobre el escenario, tenemos un concepto claro y soy más o menos responsable de ese concepto. Nos conocemos unos a otros tan bien que hay una reacción muy espontánea sobre el escenario también”, explica Weithaas.
Notable. Con 14 solistas destacados como miembros, la Camerata Bern se ha convertido en un auténtico laboratorio de la música de cámara. Cada año, estrenan obras compuestas expresamente para ellos, piezas que suelen llevar a sus extremos las capacidades de los instrumentos de cuerda.
Para su gira por Panamá, México y Costa Rica que culminó anoche, estrenaron una pieza del compositor contemporáneo Alfred Zimmerlin, Il tuo fiato riposa sotto il cielo d’agosto . “Tiene distintos ritmos de los diferentes continentes”, dice Louis Dupras, director administrativo de la orquesta. “Tiene ritmos que parecen generados por azar. Son muy medidos, pero cuando los escuchas, parecen generados al azar; es como la lluvia”, describe.
“Trabaja mucho con los silencios, las posibilidades de los instrumentos de cuerda y sonidos que puedes producir tras el puente. Es muy interesante la relación entre la duración de los movimientos; es casi matemático”, acota Weithaas.
Al programa se sumaron la Sinfonía de Salzburgo , de Mozart, Variaciones de un tema de Frank Bridge , de Benjamin Britten y una versión para violín solo y orquesta de la Sonata a Kreutzer de Beethoven de Richard Tognetti.
Con Dupras concuerda la primera violinista, para quien el programa permitió degustar las diferentes selecciones musicales que hacen destacar a la camerata. “Mozart es la música más pura, lo cual significa que siempre tratas de encontrar perfección en sonido, así que siempre es un reto”, considera Weithaas.
Aún en las obras que más veces han interpretado, para la violinista sigue existiendo la posibilidad de hallar algo nuevo. “Cada concierto es muy diferente. Todos tienen muy abiertos sus oídos. Puedes ser muy espontáneo”, considera. El mejor ejemplo fue la obra de Beethoven: “Pierdes el sonido típico del piano, pero ganas un sonido de orquesta de cuerdas muy rico”, dice la violinista.