A mediados de diciembre de 1989, cuando Taylor Swift nació, Estados Unidos tenía resaca de temas como Like a Prayer, de Madonna, y Another Day in Paradise, de Phil Collins, dos de las mejores canciones de la historia, según la cantante, quien este año cumplirá 25 años.
El pop estadounidense estuvo presente en su vida desde ese entonces y a lo largo de los años, pero a la edad de nueve se mezcló con el country de Shania Twain y, de ahí en adelante, su obsesión con el género fue tal que a los 11 años viajó de Pennsylvania a Nashville, casa del country.
Swift peregrinó a aquella ciudad tras ver un documental sobre la cantante Faith Hill, con el que se convenció de perseguir una carrera musical arraigada al country y al pop por igual, pero le tomaría tres años y aprender a tocar guitarra para poder firmar un contrato con una discográfica.
En diez años de carrera –desde los 14 y hasta los 24–, la estadounidense se convirtió en la fachada del country juvenil y en una de las artistas de pop más consagradas del mundo moderno, vendiendo más de 30 millones de discos y más de 80 millones de sencillos digitales.
Además de haber ganado siete premios Grammy y 12 Billboard Music Awards, la comunidad de la música country le ha otorgado 11 Country Music Association Awards y siete Academy of Country Music Awards, además de profundos y sentidos homenajes por parte de Nashville Songwriters Association y Songwriters Hall of Fame.
No obstante, la Taylor Swift de hoy ha tomado otro camino, deliberadamente, y ha presentado 1989 (a la venta desde ayer, 27 de octubre), su quinto álbum en estudio, con el que pretende presentarse al mundo como una cantante de pop, más que una diva del country.
Hoy, Swift asegura que su nuevo material incluye muy pocos, por no decir nulos, acercamientos al género que no solo la dio a conocer, sino por el cual decidió perseguir una carrera en la música en primer lugar.
“En cierto punto, si persigues a dos conejos, los pierdes a ambos”, explicó en una extensa conversación con la Rolling Stone, antes de contar la reacción de Scott Borchetta, director de su disquera Big Machine, para con el disco: “Esto es extraordinario; es el mejor disco que has hecho, ¿pero puedes darme unas tres canciones de country ?”, a lo que ella respondió: “Te amo, de corazón, pero así será este disco”.
Por si el cambio musical fuera poco, la cantante ha revelado que 1984 no apelará tanto a las letras de despecho que la hicieron famosa y alrededor de las cuales giraban sus anteriores producciones, especialmente Red (2012), su disco pasado, el cual ha vendido más de seis millones de copias en el mundo.
Parece que Taylor Swift viene con una nueva piel. ¿Le lucirá?
Ochentera. La música de la década de 1980 fue la mayor inspiración de Swift para sumir este álbum, desde la obra de Annie Lennox hasta la de Madonna.
“Escuché mucho pop de finales de los ochenta, y realmente amé los riesgos que estaban tomando en ese momento, y cuán valientes eran”, dijo a ABC News.
“Aparentemente, fue una época de potencial ilimitado, con la idea de que podías hacer lo que quisieras y ser como quisieras, y la idea de esas posibilidades infinitas fue una suerte de temática durante los últimos dos años de mi vida”, agregó Swift.
A la radio Kiss FM le dijo: “Pienso en algunos artistas de finales de los ochenta y creo que tomaron algunas de las decisiones más increíbles en cuanto a la música pop; estaban adelantados a su época”.
El disco lo empezó a trabajar a mediados del 2013, cumpliendo su regla no escrita de que al menos cada dos años saca nuevo material.
Para ello, se unió a productores como Max Martin (que trabajó en su éxito del 2012 We Are Never Ever Getting Back Together y ha participado en hits de Britney Spears y Backstreet Boys, entre otros) y Shellback (otro colaborador de Spears, entre decenas de artistas).
Sobre la falta de letras de desamor y tristeza, Swift comentó en la entrevista con Rolling Stone: “Diferentes fases de la vida tienen diferentes niveles de sufrimiento profundo y traumatizante, y en este periodo de mi vida, mi corazón no está irreparablemente roto, así que el disco no tiene a ningún chico como temática central, porque mi vida no ha estado centralizada en un chico en los últimos dos años”.
Libre. En ese sentido, Swift ha logrado despojarse de todo tipo de presiones mediáticas, siendo una de las figuras más recurrentes de los tabloides por su largo historial de relaciones en el pasado.
“Siento que mi vida sentimental se ha convertido en un pasatiempo nacional, y ya no estoy cómoda con proveer esa clase de entretenimiento”, dijo en la entrevista.
“No me gusta ver galerías de fotos de tipos con los que aparentemente salí, no me gusta darle a comediantes la oportunidad de burlarse de mí en entregas de premios, y no me gustan los titulares del tipo, ‘Cuidado, amigo, ella podría escribir una canción sobre vos’, porque trivializa mi trabajo”, agregó.
“Más que todo, no me gusta cómo todos estos factores se suman para construir una presión muy alta en una nueva relación, al punto de que se apaga antes de tener la oportunidad de empezar. Por eso, simplemente no salgo con nadie”.
Al mismo tiempo, cuando habló con The Guardian, explicó cómo ha dejado de molestarse por lo que publican medios rosa como TMZ o Radar Online. “Puedes volverte loca y dejarte amargar y perder la confianza en la gente, y aislarte o rebelarte contra ese sistema, o puedes quitarte eso de encima y darte cuenta de que mientras te diviertas más que los demás, ¿qué importa lo que piensen?, porque he querido esta vida desde que era niña”.