Max Calavera, líder del grupo Soulfly, desató las más fuertes pasiones entre los fanáticos del nu metal este martes en Club Peppers, Curridabat.
Cavalera fue uno de los miembros fundadores del grupo Sepultura, que en la década de los 90 se hizo famosa por canciones como Territory y Roots Bloody Roots.
Estas canciones pertenecen al disco Chaos A.D. (1993), obra clave para el género nu metal, rock pesado y melódico que tuvo otros exponentes como KoRn.
Tras dejar la banda en 1996, Cavalera formó Soulfly, el más querido de sus proyectos.
Ahora, como demostró en el concierto, es un ícono. El martes, Cavalera se reunió con una fanaticada que conocía todo ese bagaje y disfrutó de cantar con él durante una hora y 45 minutos junto a él.
Intenso. A las 9 p.m. el recinto apagó sus luces y la emoción llenó el lugar. Los asistentes gritaban “¡Soulfly, Soulfly!” mientras un par de técnicos terminaban de afinar detalles. Pasaron cinco minutos para que el brasileño y su banda por fin salieran al escenario.
Abrieron el concierto con We Sold Our Souls to Metal y Archangel , ambas provenientes de su décimo álbum, Archangel (2015).
El público, conformado por unas 500 personas, cantó como si se tratara de clásicos y los primeros intentos de armar un mosh pit sucedieron.
Luego de Ishtar Rising y Blood Fire War Hate –dos canciones que parecieron construídas para ir con los saltos y empujones de la audicencia– llegaron los primeros recuerdos a Sepultura.
Cavalera, solo con su guitarra hizo una intro que desembocó en Refuse/Resist, clásico de Chaos A.D.
Esos acordes solos causaron que una gran pate del público sacara su celular para grabar un video y que otro poco se dedicara de nuevo al mosh.
La euforia del público llegó a su tope cuando la banda interpretó Territory, también de Sepultura. Sí, hubo caídas y golpes, pero cada metalero trató de cuidar que ninguno fuera pisoteado.
Viendo a Cavalera, de 47 años, era difícil pensar en el joven intranquilo que cantaba con Sepultura. El cantante y guitarrista se mantuvo bastante quieto durante las las canciones.
Eso no le ha quitado su estatus de grandeza ni su facilidad para manejar el público como un ídolo, como un tipo que alzando un solo brazo puede poner a un bar entero a saltar.
El concierto continuó con más música que incitaba al zafarrancho. Las canciones Sodomites, Master of Savagery, Prophecy y Babylon fueron interpretadas una tras otra, sin apenas dejar pausa para que el engranaje humano que corría en círculos descansara.
Arise, Tribe, Back to the Primitive y claro, Roots Bloody Roots, fueron otras de las canciones que sonaron durante el concierto.
Entre de las piezas Cavalera insistió al público en que formaran un pit y así fue en todas las ocasiones.
Soulfly dejó el escenario en medio de una estela de contusiones, pero el público partió feliz.
Apertura. Los asistentes ya habían tenido práctica de mosh pit con Totem, banda nacional telonera que logró encender al público y, al igual que Cavalera, poner al público a corearlos.
Totem mezcla distorsiones con percusión tribal. Sus canciones son largas, y complejas para los amantes del metal más directo, pero el grupo tiene un sonido propio que atrapa; una banda adecuada para abrir.
Además de Totem, participaron los mexicanos Nicotina XL, quienes en cuatro canciones mostaron que en Monterrey, Nuevo León, el nu metal también sigue vivo.