Ocho jóvenes músicos tendrán la oportunidad de demostrar el fruto de sus años de estudio esta semana. Dos conciertos presentarán a los ganadores del concurso Solistas Universitarios al público, en compañía de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Costa Rica.
El primer recital se celebrará mañana, a las 7 p. m., en el auditorio del Sinem de Desamparados. El jueves se realizará la noche de gala en el Teatro Nacional, a las 8 p. m.
Ambos recitales serán dirigidos por el director titular de la orquesta, Juan Manuel Arana.
Las entrada los conciertos son gratuitas, y pueden obtenerse en la Escuela de Artes Musicales de la Universidad de Costa Rica. El día del concierto puede conseguirla en la boletería del Teatro Nacional.
Un grupo de 42 estudiantes participó en el concurso y ocho consiguieron un lugar. Son la soprano María Jesús Castro, la pianista Valeria Gamboa, el barítono William Hernández, el saxofonista Andrés Lizano, el flautista Daniel Madrigal, el cellista Gabriel Solano y los violinistas Ana Sofía Dorante y Jefferson Morazán.
Oportunidad. Para Matarrita, el gran reto de este concierto es comprobar las cualidades que mostraron los músicos en concurso: calidad técnica, presencia escénica, y entrega. Incluso se evaluó la selección musical que hicieron.
“Una obra puede servirle más a un estudiante, que es más expresivo, a diferencia de otra que sea para un virtuoso”, detalla el director.
“Es una dicha poder representar a la universidad de esta forma, trabajar con mis compañeros, trabajar con la orquesta y el maestro Arana”, dijo María Jesús Castro. En su caso, eligió el aria O mio babbino caro (de Gianni Schicchi ), una composición demandante emocional y técnicamente.
No existen muchos espacios en los cuales jóvenes solistas puedan ponerse a prueba con una orquesta sinfónica. “ Es una experiencia en la que uno crece como músico a nivel musical y artístico. Uno debe tener muy claro lo que quiere hacer con la obra que quiere interpretar y lograr que la orquesta lo siga”, detalla Andrés Lizano.
Según Matarrita, las obras elegidas son de alto nivel, y retan a los músicos de distinas maneras. Gabriel Solano eligió el Concierto en mi menor para violoncello y orquesta , de Edward Elgar, por su reto expresivo. “En este primer movimiento, la mayor dificultad es que es muy expresivo. Tiene que llegar al corazón”, asegura.
Cada uno tiene su reto y su herramienta. Ahora, a escucharlos.