En el canal de YouTube de La Rufa, banda guanacasteca de punk rock, hay un video que registra el paso por el grupo en el festival Guana Rock, en agosto del 2015. El concierto es en unsalón de la antigua comandancia en Liberia, hoy el Museo Guanacaste.
El público está de pie a ras del suelo.En el video se ven unas 30 personas haciendo un mosh, moviendo la cabeza o nada más presenciando a La Rufa tocando la canción 'Dos'. La persona que graba el video canta el coro de la canción “¡Haz tu parte! ¡Haz tu parte!”. El video, tiene menos de diez visitas. Las dificultades para que ese concierto sucediera y alguien pudiera alzar su celular para tomar ese clip, son extensas.
A primera vista, Liberia no es el lugar en el que esperamos encontrar rock. Es común asumir que los espectáculos de la ciudad son la música y los bailes folclóricos, sobre todo cuando está cerca el 25 de julio, la fecha de la Anexión de Guanacaste.
Ese prejuicio del folclor y el hecho de que los amantes del rock, metal y punk sean tildados de mechudos, vagabundos u hostiles –en Liberia y en muchos otros poblados– le complica la vida a los pocos grupos de esos géneros que quieren exponer su trabajo.
“A pesar de lo complicado que ha sido, ahí nos mantenemos haciendo chivos, cada vez llega más gente y hay un poco más de aceptación por parte de la comunidad. Sin embargo, siempre está el gran estereotipo de cómo es la gente de esta nota”, comentó Paul León, bajista del grupo La Rufa.
El rock y los géneros más pesados han ganado terreno en Liberia, donde la música bailable es la màs aceptada. León y sus contemporáneos han sido grandes responsables de esto.
De cero. Las conversaciones para elabroar este reportaje se sostuvieron por mensajes de voz en Whatsapp durante tres días.
Era imposible hacer llamadas en horas de oficina porque la mayoría, trabajan a tiempo completo en empresas relacionadas al turismo, sector predominante en la zona.
La falta de recursos, la disposición de tiempo y la falta de espacios se conjugan para que las bandas de Liberia enfrenten un panorama complicado.“En este momento estamos activos en Liberia nosotros La Rufa, de punk rock ; está Auxiliar Mic, de rapcore ; Terapia Intensiva, punk, y eso es lo que sé”, contó León. “Han habido más: Hate Frontier, Creek, Decibel. De hecho hace poco se desintegró una de fusión, Nambucco, muy buena.” agregó.
“Aquí las bandas de metal tocan con las de ska, las de funk tocan con las de punk y así”, explicó Rodrigo Alpízar, guitarrista en La Rufa.
“Es una escena pequeña pero con mucha energía. Nuestros conciertos son de 50 a 60 personas más los miembros de las bandas”, explicó Alpízar.
Paul León cree que reunir varios géneros musicales beneficia la asistencia a los conciertos y ayuda a “crear cultura” entre los asistentes y las mismas bandas.
Estas reuniones suceden en festivales como el Guana Rock, un concierto que dieron en agosto del 2015 en el salón del Museo de Guanacaste mencionado al inicio del artículo. Allí se presentaron Auxiliar Mic, La Rufa, Terapia Intensiva, Sentimiento Rasta, Disobey Rock y Hembolia Cerebral.
También se realizaron tres ediciones del Freedom Fest, un festival de música que también incorpora un show de talentos, producido en la Sede Guanacaste de la Universidad de Costa Rica y varias competencias en el Skatepark de Liberia aderesadas con música local.
“La Subcomisión de Deportes Extremos de la Municipalidad de Liberia nos ha ayudado en la parte de premiación de las competencias y cuando no hemos tenido equipo (parlantes, micrófonos) nos ha ayudado con eso y la alimentación de los competidores”, narró Paul León.
Haz tu parte. En algunas de las letras de La Rufa se incita a crear esa comunidad y esas oportunidades, y por eso, desde hace dos años, León y Alpízar conformaron GuanaJam Producciones, una organización que trata de abrir más espacios para la escena musical.
“Rigo trabaja los permisos. Mi parte es más de la gestión técnica el día del chivo: atender el sonido, a las bandas, armar el sonido, acomodarlo para que la banda suene como tiene que ser y yo le apoyo con publicaciones en Facebook. Ambos conseguimos gente que nos ayude”, explicó Paul León.
Él agregó que el grupo intenta reinvertir los ingresos de los conciertos en equipo, pero que el proceso, por la falta de recursos, ha sido lento.
GuanaJam también ha organizado los últimos dos diciembres Chivo por Un Regalo, actividad para dotar de presentes a niños de escasos recursos del cantón de Liberia. La última edición fue en el Parque de Liberia, otro espacio que han logrado tomar prestado.
“Ahorita estamos trabajando con un lugar que se llama Jauja y el muchacho de ahí (Juan Pablo Berrocal), nos alquila el parqueo para hacer conciertos, y con él todo bien porque él es de la nota”, manifestó León, quien dice que Berrocal también los ha apoyado en otros conciertos, difundiendo o impulsando que se concreten.
Bares. La última frontera de este proceso de pedir espacios son los bares.
“Cuando se les dice a la gente de los bares que es música rock y metal niegan los espacios, solo cumbia y salsa les gusta. Hemos hecho chivos en algunos, pero cuando ven el mosh, se asustan y nunca más nos dan el espacio”, explicó Alpízar.
“A veces en los bares nos aseguran que sacaron todos los permisos. Cuando llega la policía el permiso no existe y quedan con toda la potestad de cerrar el evento”, explicó León.
“Yo entiendo que a los dueños no les guste. Son conciertos donde no se consume mucho, porque la gente va a ver las bandas. Llegan menores a penas con la plata de la entrada y no consumen y eso complica las cosas con los bares”, agregó León.
A veces, el público de los conciertos dificulta aún más la situación al causar disturbios o entrando a los lugares con drogas. “En el pasado chivo en el Bar El Rancho (9 de julio), uno de los asistentes comenzó a pelear con otro y destruyeron un lavamanos. Los sacaron de las instalaciones y continuaron con la actividad, pero sinceramente no creo que el dueño quiera volver a realizar otro chivo”, comentó Hugo Alonzo Rojas, de Auxiliar Mic.
Paul León explicó que cuando hay algún daño al espacio, pagan a los dueños de los bares y que “lamentablemente siempre hay alguien que no se comporta y perjudica a los demás”.
Este conflicto atañe a una cultura que va más allá de lo musical: “Me parece que podría existir cierta exaltación a la violencia y el consumo de drogas (en los conciertos y otras actividades), que han dificultado la gestión de espacios”, comentó una persona de la escena que prefirió mantenerse anónima. “¿Tendrá que ver este comportamiento con la música? Tal vez solo vemos la reproducción de ciertos valores de una cultura machista y del guaro”, agregó.
Unión. A pesar de las complicaciones, los miembros de GuanaJam sostienen que seguirán haciendo crecer la escena, aunque sea en su tiempo libre. A la fecha han recibido bandas nicaragüenses y de otras partes de guanacaste e incluso han viajado con La Rufa a Managua.
“Hay personas que leen que hay chivo de La Rufa o de GuanaJam y de fijo van”, explicó con alegría Paul León. “Llegan siempre y te saludan y podés conversar con ellos. Es muy gratificante ver cómo el trabajo de unir a los punks, metaleros y los de ska, que estaban todos separados, está dando frutos”, apuntó.
“Lo bonito es ver que la escena crece y que las bandas van creciendo y que los que una vez vieron un chivo ahora están tocando y el ciclo comienza.” comentó Rodrigo Alpízar. “Queremos que esto crezca y que se reconozca el talento y el estilo que hay aquí”.