Los premios Grammy se han transformado la excusa perfecta para ver las interpretaciones en vivo por televisión, pero la edición 58, celebrada la noche de este lunes, reunió una inusualmente atractiva lista de artistas.
Cada intervención del show fue dedicada a almenos un espectáculo en vivo y no a los tradicionales discursos, una apuesta ambiciosa que, aunque empeñada en mantener la sobriedad que caracteriza a los Grammy, mostró la variedad de los nominados.
Taylor Swift fue la encargada de abrir la premiación interpretando Out of the Woods sencillo de su disco 1989, que horas antes ganó mejor álbum de pop. Para ser un acto de apertura, fue muy poco memorable.
Los mismo aplicó para la presentación de Carrie Underwood y Sam Hunt, que, al ser uno de los tantos que interpretaron con una guitarra acústica, quedaron sepultados por otras presentaciones más llamativas.
Fue hasta la llegada de The Weekend que se empezó a sentir la calidad que se había prometido. El cantante aprovechó para interpretar la enérgica Can't Feel My Face y luego bajó el tono con una versión orquestal de In the Night.
FOTOGALERÍA: Así se vivió la fiesta de la música
Homenajes. Los tributos estuvieron a la orden del día. Éxitos de Lionel Richie, elegido persona del año por su trayectoria, sonaron en la voz de John Legend, Demi Lovato, Luke Bryan y Megan Trainor.
El veterano Stevie Wonder se unió al joven grupo de a capela Pentatonix para interpretar The Way of the World de Earth, Wind & fire en honor al recientemente fallecido Maurice White.
Los miembros sobrevivientes de The Eagles también aprovecharon para hacer un homenaje a su guitarrista Glenn Frey, que murió el 18 de enero.
Hasta ese punto, ninguna presentación había robado suspiros. Eso hasta que el musical de Broadway, Hamilton, hizo una conexión en vivo para interpretar una de las canciones del musical nominado al Grammy.
VEA: Estos son los ganadores de los Grammy
Sin embargo, el punto alto fue la poderosa presentación de Kendrick Lamar, quien ingresó esposado como preso a un escenario ue se tranformó tres veces mientras él cantaba.
Lamar dio una presentación explosiva en la que mezcló dos temas de su disco To Pimp a Butterfly y estrenó una canción.
Tan disruptivo como inspirado, Kendrick dio un show coreografiado, con proyecciones y cambios de luces y cámaras perfectamente ejecutados; la primera presentación de la noche que se sintió hecha para televisión.
Adele también deslumbró con sus conocidas capacidades vocales, aunque durante su presentación hubo varios problemas con el sonido en el escenario.
Justin Bieber desempolvó las habilidades en la guitarra que lo hicieron famoso para interpretar Love Yourself del disco Purpose, con el que ha retomado surelevancia como artista.
El cantante dio una presentación con banda (y hasta algunos violines) de Where Are Ü Now, una presentación que reafirmó su posición como uno de los más aclamados intérpretes de pop del momento.
Cuando llegó el turno de Lady Gaga no se sabía si había espacio para un tributo más, pero el suyo, tal y como se esperó y anunció fue el más valioso y atractivo.
Maquillada, peinada y vestida como David Bowie, la estadounidense dio un enérgico homenaje al compositor de la mano de Nile Rodgers, guitarrista que acompañara a Bowie en muchas de sus piezas más famosas.
Gaga, haciendo honor a El camaleón, cambió de vestuario varias veces y adaptó su voz a cada pieza; se sintió como la ideal para el tributo.
Un escandaloso super grupo formado por Joe Perry de Aerosmith, Alice Cooper, Johnny Depp y Matt Sorum y Duff McKagan de Guns N' Roses se presentaron como Hollywood Vampires.
Ellos aportaron la cuota de rock clásico que faltaba en la balanza y también se sumaron a la ola de tributos.
Tocaron el clásico de Mötorhead, Ace of Spades, en honor a Lemmy Kilminster, en el que Cooper y McKagan compartieron las vocales.
El cierre del espectáculo fue quizá el punto más bajo. Pitbull tomó el escenario para interpretar El taxi, tema que ya se siente añejo y dejó mucho que desear comparando las presentaciones anteriores.
Sofía Vergara hizo una aparición vestida de taxi y esa escena sola demostró lo inadecuado que fue el oriundo de Miami como acto de cierre.