Cartago. Con el majestuoso escenario de las Ruinas de Cartago, la Compañía Lírica Pópera y la Orquesta Filarmónica abrazaron a la ciudad de Cartago en su cumpleaños, con tiernos cantos de amor y selecciones del arte lírico.
La plaza de la Independencia no se llenó, ciertamente, pero el público que se acercó fue fiel.
No importaron ni la persistente llovizna ni el agitado viento: los cartagineses se quedaron frente a las pantallas que proyectaban lo que sucedía en el escenario y en torno a los grandes toldos reservados para patrocinadores y otras secciones especiales con todos los asientos llenos.
Aunque reducida, la audiencia esperaba ansiosa. Ante el retraso en el inicio de la presentación, varios empezaron a silbar y reclamar. Antes del inicio del espectáculo hubo cierta confusión por los asientos colocados bajo un toldo frente al escenario, reservados para solo para los patrocinadores, pues muchas personas deseaban ingresar a la zona reservada.
La primera en subir al escenario fue la pianista Ana Laura Sánchez, cuyas tersas notas cautivaron a los fieles asistentes que permanecían a pesar de la lluvia y el frío. La niña de 11 años capturó, poco a poco, la atención de los cartagineses.
Tras ella, el presidente municipal, Adrián Leandro y el alcalde Rolando Rodríguez Brenes celebraron a los patrocinadores, uno por uno, con reconocimientos especiales. Cuando desde el escenario celebraron que ya se podían “apagar los paraguas” porque había dejado de llover, muchos silbaron, pues no era del todo cierto. “¿Cómo se apaga un paraguas?”, se preguntó un atento cartaginés.
Justo después, el cantante costarricense Arnoldo Castillo tomó el micrófono para entonar sus románticos poemas de amor. La primera fue el clásico Me quedo callado , del desaparecido Ray Tico. Entre charla y agradecimientos, Castillo continuó celebrando el romance con cinco clásicos; entre ellos Vamos a darnos tiempo y Recordando mi Puerto .
Los reconocimientos continuaron con homenajes para la Orquesta Sinfónica de Cartago y la Banda de Conciertos de Cartago.
Llegó el cuarteto. Finalmente, a las 8:30 p. m. subieron al escenario los cuatro integrantes de la esperada compañía lírica española.
La soprano lírica Francesca Calero, el tenor mexicano Ricardo Bernal, el barítono Beltrán Iraburu y la soprano ligera Ruth González ofrecieron sus primeros cantos con Derroche , de Ana Belén. Con sus sorpresivas versiones de éxitos del pop y clásicos románticos latinos retuvieron al público en la plaza. Bésame mucho fue la primera canción de la noche coreada por el público en Cartago.
La Orquesta Filarmónica Nacional, bajo la batuta de Marvin Araya, ofreció un acompañamiento de lujo a Pópera. Arrancaron suspiros desde las primeras notas de canciones como Y si fuera ella y A Dios le pido.
Cada cantante deleitó con un solo distinto, algunas intensas interpretaciones de baladas de amor y otras más movidas. Noches de bohemia , una insigne pieza flamenca; la infaltable Somos novios y Eres tú , de Mocedades.
Juguetones en el escenario, llenos de ternura entre sí y generosos con el público, los de Pópera saben qué dar al público: acrobacias vocales y bellos piropos cantados para corear. Se besan en la escena, se abrazan y se dejan ir con dramáticos gestos, se ruegan perdón. Es la gran ópera amplificando el repertorio popular. Así, las palmas, el tarareo y los gritos de señoras y muchachas agradecieron este regalo de cumpleaños, con el sonido algo afectado por el viento.
Al cierre de esta edición, el concierto no había terminado y la gente seguía atenta a las voces y la música. No se vieron estrellas, pero luces sobraron: por toda la plaza alumbraron las voces de la dulce agrupación Pópera.