Pablo Alborán, explosión romántica en el Palacio

Cantante español no se guardó nada. Disparó todos sus éxitos para matar de amor a las fans ticas

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Antes de pisar el escenario Pablo Alborán ya tiene medio concierto ganado. Es guapísimo, según sus fans, y ya eso lo hace vencedor a toda costa. No ha cantado ni una estrofa en el país y ya una chica de 20 años vaticina “el mejor concierto de la historia” (al menos para ella).

Apenas quince minutos después Alborán salta al escenario del Palacio de los Deportes, saluda con un gesto sexi y dispara su primer éxito romantico de la velada. La locura se desata en un segundo y ya el show es completamente suyo.

Con el tema No vaya a ser, a las 7:50 p.m., el español comenzó a matar de amor a sus fans. Esto es lo pasó en su gira Prometo, versión Costa Rica.

Una camiseta blanca estampada y pantalones ajustados negros, así vistió Alborán en su primera cita con sus seguidoras costarricenses. No articuló palabra, no saludó. En cambio, mejor, movió provocadoramente la cadera.

Fue suficiente para entrar en calor.

La escena se puso apta para que el malagueño se luciera interpretando éxitos como Pasos de cero, La escalera y Dónde está el amor, las siguientes canciones en el playlist de la romántica, colorida y ensordecedora velada.

Sí, ensordecedora, pues los gritos de la fanaticada se escuchaban un poco más que el propio artista. Así es siempre en el Palacio de los Deportes, una mezcla de pasión femenina y malograda acústica le juegan una mala pasada al sonido.

Pero entre Alborán y sus seguidoras no hay reproches que valgan. El sonido no apagó el ímpetu que despertarían canciones como Recuérdame, una de las más coreadas y esperadas de la noche.

El mismo efecto causó la interpretación de Quién, poniendo, esta vez, a todo el Palacio de pie.

Con celular en mano, para dejarse para siempre un recuerdo del inédito concierto, la audiencia escuchó también Cuerda al corazón, Lo nuestro y Quimera, aderezadas con un escenario colmado por imágenes juguetonas y luces saltarinas.

El trío de canciones dieron el paso a sus primeras palabras para las ticas.

“Saben, cuando uno canta por primera vez en algún lugar, es algo impresionante lo que se siente, ya que se experimenta todo por primera vez”, comentó el malagueño.

“Es como si se subiera al escenario por primera vez, se cantara por primera vez. Es como el primer beso, como la primera noche (grita el público), pero (se ríe sonrojado), ¡vaahh!, yo me la estoy pasando muy bien”, expresó el cantante para de inmediato volver a lo suyo.

Sube la temperatura.

Para esa altura del show los piropos pasados de tono comenzaron a tomar poseción del lugar. Alborán correspondió el cariño con la pieza Tanto, para más tarde seducir con Perdóname y Te he echado de menos.

Sin duda, un trío de temas con los que Alborán ha logrado escalar en el ambiente musical internacional y que hoy lo tienen, ante miles, presentándose al otro lado del océano.

Pero todo eso sucedió apenas a la mitad de la cita romántica. Faltaba el plato fuerte, el mejor vino y el postre. Alborán continúo el concierto con Al paraíso y sorprendió a todas con la gustada Saturno.

Con Saturno la cosa fue especial. Apoyado por un llamativo video que simulaba un viaje del español al lejano planeta, el Palacio de los Deportes estalló en gritos.

Con Alborán en el espacio exterior cualquier cosa se podría esperar. Luces de celulares y manos agitándose acompañaron el viaje galáctico, al menos hasta retornar a Tierra.

La más estruendosa de las ovaciones se escuchó en ese momento. Sin duda.

Ya de vuelta.

Luego del trance espacial Alborán pisó tierra firme con temas como La llave, Boca de hule, Por fin, Tu refugio, Curo tus labios y Miedo.

Comenzaba así la recta final del concierto.

Nunca dejó Alboran de coquetear con un público ansioso por abrazarlo. Le lanzaron peluches, cartas y muchos besos.

El español, gesticulando, devolvió los regalos colocando sus manos en forma de corazón, sonriendo o simplemente mirando a la atrevida chica. De todo se valió el artista para estrechar lazos con su gente.

Un poco más rítmico se puso el español con el tema Idiota, aprovechando la fuerza del canción para bailar y solicitar al público que hiciera lo mismo. Ninguno de sus provocadores movimientos pasó desapercibido.

Menos lo iban a perder de vista con Vivir, la canción con la que incluso tocó alegremente los bongoes.

Llamando a la banda en pleno, al centro del escenario, Alborán hizo amagos de irse. Lo típico, se va, lo llaman gritos desesperados y regresa.

¿Cómo no iba a hacerlo? Tenían que cantar Solamente tu y Prometo.

Sentado al pie de un piano y con sus manos en el teclado, el baladista regresó a poner la cereza en el pastel. Es Solamente tu, quizá, la más popular de sus canciones.

Nadie se quedó sin cantarla, a viva voz y con mucho sentimiento.

La serenata tenía que acabar mejor que como empezó, por eso el español interpretó Prometo, el tema que le da nombre a la gira que lo trajo a suelo tico.

A cabalidad Pablo Alborán cumplió a sus fans. Hasta tuvo el detalle de despedirse con Éxtasis y Vívela, solo para que no lo olvidarán y lo esperaran a su regreso.