Llegó el momento para el Encuentro

Los dedos de las manos alcanza, perfectamente, para sacar esta cuenta: diez. Son diez años los que lleva el costarricense Arnoldo Castillo trabajando como solista y mañana, viernes 20 de agosto, demostrará que tiene garganta suficiente para un tercer disco: Encuentro.

Tras haber lanzado en el 2000 Como podrás y en el 2006 Dialoguemos, aparece ahora Encuentro. Un disco en el que retoma un poco de su álbum debut, al haber vuelto a abordar temas del cancionero popular (vea Un concierto jugoso en el Melico Salazar).

Pero este Encuentro, que será presentado en concierto en el Melico Salazar junto a 14 músicos –15 incluyendo a Castillo–, tiene una gran particularidad: fue producido por el mexicano Armando Manzanero, quien para tal efecto visitó Costa Rica en mayo y junio.

Un buen guía jamás deja tirado a su grupo, así que Manzanero se tomó el tiempo suficiente para llevar las riendas de un disco que desde el 2004 estaba en la lista de planes de Castillo y el mexicano.

Todo confluyó y mañana Castillo, con la presencia de Manzanero en el escenario, mostrará de qué está hecho su Encuentro.

El disco, cuyo nombre fue sugerido por el mismo Manzanero, contiene 13 temas. Siete del mexicano y seis de autores ticos o bien del cancionero popular.

Manzanero está orgulloso de esta criatura. “El maestro se siente más que feliz y orgulloso de haber podido producir este disco de Arnoldo Castillo. El maestro cree que este un disco muy lleno de amor, espléndido y eso lo hace sentirse muy feliz de este disco”, dijo ayer a Viva Laura Blum, mánager de Armando Manzanero.

Castillo, que en su disco canta a dúo con Manzanero Lo que queda de mí y hasta abordó temas ticos como La Patriótica Costarricense, firmó contrato de distribución con Universal Music y como primer sencillo lanzará Qué bonito sería, canción del tico Carlos Guzmán.

Nadie más que el papá de esta criatura –Arnoldo Castillo– habla con propiedad de su tercer “hijo”.

¿De qué es producto este disco, Encuentro?

En parte es producto de las buenas confluencias que he tenido. Producto de la oportunidad de trabajar con tantas personas: Éditus, la Orquesta Filarmónica, Ray Tico. Producto también de una Costa Rica que ha crecido y madurado musicalmente.

Regresa de alguna forma lo que hizo en el 2000: temas ticos.

Es que creo que es importante mostrarle a las nuevas generaciones las joyas que compusieron nuestros abuelos. Que esas canciones no se queden en el olvido.

¿Por qué grabó Me quedo callado, de Ray Tico?

Porque él me lo pidió antes de morir. Cuando tuve la oportunidad de trabajar con él me dijo: ‘Quiero que me grabes dos temas: Me quedo callado y Solo para recordar’.

“Solo para recordar la tengo pendiente para otro proyecto. Me quedo callado ya la había grabado para el disco de Éditus Siempre. Volumen II, pero quería darle

un sonido más pop ahora”.

¿Y la canción de Rodolfo Emilio Morales, No podría ni pensar, que la conocimos con Gaviota?

Esa canción me traía recuerdos de mi época de colegio y siempre había querido interpretarla, pero no había encontrado la manera. Decidimos hacer una versión que rompiera con elementos de jazz y blues, con la orientación que dio don Armando Manzanero.

¿Qué tan importante fue entonces el trabajo de los arreglistas para que este abordaje de las canciones fuera diferente, fresco y llegara a buen puerto?

Fue importantísimo. Cuando uno toma canciones que ya fueron famosas, como es el caso de varias de las costarricenses, la gente espera que uno dé algo diferente. Trataron, con mucho respeto, a esas obras y les dieron una nueva dirección.

¿Armando Manzanero opinó con respecto al repertorio costarricense? Nos había dicho él que esa parte usted la había sugerido.

Sí, yo la sugerí pero él me pidió que incluyéramos Qué bonito sería, de Carlos Guzmán. Él se la había mostrado hacía unos años y al maestro le gustaba mucho y me la recomendó , Me parece una muy linda canción.

Con respecto al lote de siete canciones de Armando Manzanero que grabó en Encuentro, ¿cómo fueron escogidas?

Me reuní dos veces con él en México y, no me lo vas a creer, pero él se sentó al piano a tocar canciones para ver cuáles me gustaban. Luego fuimos a la Sociedad de Autores y grabó como 15 de las canciones para que yo escogiera. Las escuché y me puse a investigar qué había grabado de la obra del maestro Manzanero, y luego le hice la propuesta de las que quería grabar y le encantó.

El mismo Armando Manzanero dijo a La Nación en una entrevista anterior, que Me dijeron que estas bien y Cuando me vaya de aquí eran canciones poco conocidas. ¿Por qué grabarlas?

Sí, es que son canciones bastante recientes, son obras nuevas. E incluso hay otra, Lo que queda de mí, que me parece no ha sido grabada por nadie aún. Y bueno, yo quería cantar cosas nuevas.

Bueno, no guindarse de canciones que ya han sido tan difundidas, es un poco más limpio.

Sí, ¡qué pereza! Hay canciones bellísimas, pero que ya han sido grabadas por mucha gente. Todo el mundo se guinda de eso y yo no lo quería así. Yo quiero aportar algo.

¿Y que es lo que está aportando con Encuentro?

Algo que no se había hecho antes. No había un antecedente de un solista costarricense que hubiese grabado este tipo de disco con don Armando Manzanero. Eso es importante para la música de Costa Rica. Soy un enamorado de la música de Costa Rica y uno no debe ser mezquino con el trabajo de los demás; así que las interpreté con todo el respeto posible.

¿Qué tan estricto es el estudio Armando Manzanero?

Todos los músicos, independientemente de los niveles, tenemos nuestras formas de hacer las cosas, nuestras mañas y con el señor eso hay que dejarlo de lado. Por ejemplo, a mí me gusta usar frases ligadas para cantar y a él le gustan las pausas, las usa como comas, y me fue guiando en las canciones para que quedarán así. Es un estilo y es algo que yo nunca había hecho.

Aprendió entonces al trabajar al lado de Manzanero.

Vuelvo a escuchar las canciones ya con sus instrucciones, y me doy cuenta de porqué él es un maestro. Sabe qué es lo que está haciendo y estoy seguro que en este disco se nota mucha la mano de él.

Aplicando algo de malicia: alguien podría pensar que se está colgando del nombre de Armando Manzanero para surgir.

La gente que piensa así tiene la mente muy pequeña, porque no hay ningún artista a nivel mundial que no haya recibido el apoyo de otro artista. Barbra Streisand, Celine Dion y Whitney Houston no sería lo que son si no las hubiese producido David Foster. Ningún artista en el mundo se desarrolla sin apoyo de los otros artistas. La interacción con los otros es fundamental.

Es decir, estamos llegando al mismo punto de donde partimos: la nutrición de trabajar con otros.

El crecimiento de uno es por el entorno, por lo que se hace por los demás. Todo artista necesita un mentor, alguien que lo guíe.