El escenario del Teatro Popular Melico Salazar fue la pantalla donde Mario, Link y Ash Ketchum libraron sus batallas ayer, durante el Concierto Sinfónico de Videojuegos de la Orquesta Sinfónica Nacional . Este recital didáctico de temporada llevó a la orquesta por mundos fantásticos de la mano de gamers devotos y niños fascinados.
El concierto inició a las 10:20 a. m., mientras los chicos aún se acomodaban en sus asientos. Chispeantes con expectativa, los niños susurraban que nunca habían estado en el teatro o que nunca habían escuchado a la Sinfónica. Entre los asientos sobresalían orejitas amarillas de Pikachu y una gorra roja de Mario.
De pronto, el director del Centro Nacional de la Música, Guillermo Madriz , salió a escena para recibir el “¡Bueeenos díaaas!” tan conocido de un salón de clases. Prometió que, el próximo año, se intentaría repetir el concierto para esos jugadores a quienes el horario les impidió llegar.
El invitado puertorriqueño, Emanuel Olivieri, salió a escena con la música de Super Mario Galaxy 2 . luego, dirigió a 72 músicos y un teatro medio lleno a través de distintos niveles del juego de la música.
Al inicio, Olivieri explicó a los escolares cuáles son las distintas familias de la orquesta, con demostraciones de instrumentos para las cuerdas, las maderas, los metales y la percusión. Con eas herramientas en mano, empezó a guiar al público por los sonidos y combinaciones de los componentes de la orquesta.
La orquesta realizó un examen con la música de Super Mario , preguntando a los atentos y distraídos cuáles instrumentos habían llevado el tema de la suite a lo largo de la interpretación.
Mundo distinto. Con la proyección de distintas pantallas y escenas animadas de videojuegos célebres, como Halo y juegos distintos de The Legend of Zelda , la orquesta enseña las posibilidad expresivas de la música.
Los chicos, inquietos como son, no hacían silencio, pero no por ello dejaban de prestar atención: todos, absortos, comentaban los instrumentos y festejaban con risas y aplausos apariciones de personajes queridos.
El espectáculo transcurrió entre bromas, apariciones sorpresivas de personajes y un constante ejercicio de los músicos junto con los niños para subrayar ciertas funciones de los instrumentos y sus sonidos.
“Lo disfruté y me parecieron bastante acertados los títulos que escogieron”, comentó el gamer con camisa y gorra de Mario, Reiner Alvarado. Señaló: “Ojalá que, para la próxima, el repertorio se amplíe, porque hay bastante de donde escoger”.
“Me encantó todo lo que tenía que ver con las cuerdas. Los instrumentos sonaron demasiado bonitos”, dijo Fiorella Vega, de 10 años y alumna del Instituto de Pedagogía Integral. Su compañero Juan Diego Mena celebró: “Yo en un momento me puse a llorar porque dije ¡guau!”.
Daniela Ulloa, de 15 años, declaró: “Muy chiva; estuvo increíble. La música me llegó al alma”. Sin embargo, también destacó que deseaba algo para los más grandes y fiebres.
“Practicar un instrumento es como jugar un videojuego”, concluyó Olivieri. Tal parece que es un juego del que no solo los niños quieren disfrutar.