Tal y como lo prometió, el afamado violinista letón Gidon Kremer estableció una conexión corazón a corazón con el público, la noche del sábado, en el Teatro Nacional.
No hizo falta una palabra, ni siquiera un gesto de complicidad; solo las notas de su violín Nicola Amati de 1641 y la compañía de su entrañable Kremerata Baltica para capturar la atención de cada uno de los espectadores.
En completo silencio (interrumpido solo por el crujir de las centenarias butacas del teatro cada vez que alguien tomaba una mejor postura), estos artistas se presentaron ante Costa Rica con el Concierto No. 2 para violín, cuerdas y sintetizador , de Philip Glass, con la que Kremer mostró su virtuosismo al público.
Envueltos en las notas de esa composición, los artistas llevaron al público en un viaje que se complementó con bellas imágenes de ciudades, campos floridos y montañas bañas de agua, o cubiertas por la nieve, según la época.
No solo Kremer se lució en este debut. La Kremerata Baltica se ganó un generoso aplauso con la ejecución del Concierto No. 2 El Verano de Las Cuatro Estaciones op.8 (c.1725), de Antonio Vivaldi; una transcripción para vibráfono y cuerdas de Andrei Pushkarev, quien también la interpretó.
La música rusa tuvo su espacio en este debut, con dos piezas de Las estaciones rusas de Leonid Dsyatnikov: Plyach s kukoshkoi ( Lamento con cucú ) y Tolotnaya ( Canto de fertilidad ), y tres de Vremena Goda ( Las estaciones ) de Piotr Ilich Chaikovsky (Julio, Canción del segador ; Agosto, La Cosecha ; Setiembre, La cacería ).
Kremer no se podía ir de este concierto sin ejecutar una obra de Piazzolla, uno de sus favoritos. Fue así como le puso punto final a este encuentro con el famoso Verano porteño , de Astor Piazzolla.
Satisfecho el público, le agradeció con una ovación que lo hizo salir en varias ocasiones al escenario.
Satisfechos. Consultados por Viva , melómanos y expertos compartieron sus impresiones sobre el encuentro.
“La experiencia fue absolutamente maravillosa; no recuerdo en Costa Rica un concierto tan importante como este; no solo por la trayectoria de Kremer, si no por el contendido artístico del concierto”, aseguró Eddie Mora, compositor y director orquestal costarricense.
Por su parte, José Luis Cabada, de Escazú, aseguró: “Excelente; valió la pena venir. Es mucho mejor de lo que esperaba”.
Vía correo electrónico, el lector Rodolfo Víquez compartió: “ Me sentí un poco desilusionado. Encontré que no nos deleitó con música más digna de su fama; algo más clásico, técnico y de bravura. Hay bellezas que nos podría haber deleitado como La Ronde des Lutins de Antonio Bazzini, algo de Paganini o De Beriot”.
El concierto de este sábado fue el único del festival en el que Kremer participó; sin embargo, la Kremerata Baltica se presentará en los hoteles Sí Como No (14 de agosto), Cristal Ballena (15 de agosto) y Villa Blanca, en el hotel Villa Caletas, Borinquen (17 de agosto).