Cuando se anunció que Metallica iba a tocar en Costa Rica en marzo del 2010, el panorama de los conciertos internacionales en el país cambió drásticamente. De pronto, aparecieron decenas de productores de recitales y nos visitaron artistas que hace una década no hubiéramos imaginado.
Aquellos tiempos fueron como vivir en un sueño, pero el contexto social, económico, demográfico y legal se impuso poco a poco, transformando la respuesta del público y las acciones de los productores. La oferta de espectáculos extranjeros llegó a ser tal que el bolsillo de los espectadores no daba para tanta cosa, lo cual generó malas experiencias.
Aunado a eso, nuevas leyes y métodos de regulación de la industria del entretenimiento empezaron a cambiar el panorama de los conciertos internacionales en el país. Esto llevó a una disminución en la oferta que se vio reflejada durante el 2014.
De los últimos cuatro años, este fue el que menos visitas musicales tuvo, según la información brindada por ACAM (Asociación de Compositores y Autores Musicales de Costa Rica), institución que monitorea los conciertos en el país en aras de realizar cobros por derechos de autor.
66 conciertos internacionales fiscalizó ACAM durante los últimos 12 meses, número que se queda corto ante el de los que se realizaron desde el 2011, año en el que la asociación empezó a llevar estos registros. En el 2011, se efectuaron 85 conciertos; en el 2012, fueron 91; y en el 2013, el número comenzó a bajar y llegó a 72.
Según detalló la asociación, los conciertos con mayor taquilla durante el año fueron los de Marc Anthony (el 27 de febrero, en el Estadio Ricardo Saprissa), Paul McCartney (el 1.° de mayo, en el Estadio Nacional) y Gigante2 (gira de Marc Anthony y Juan Luis Guerra, el 4 de diciembre, en el Estadio Nacional).
Los números específicos de asistencia a cada concierto no fueron dados por ACAM, pues se trata de “información confidencial directamente de los empresarios”, alegó Diego Mora, ejecutivo de cuentas de la asociación.
En español. En el 2014, el único concierto masivo de un artista anglosajón en el país fue el de McCartney.Salvo pocas excepciones, el talento que dominó los escenarios fue hispano, el cual atrae al grueso de la población costarricense.
Más de 25 artistas hispanos vinieron a presentarse este año al país, entre ellos Calle 13, Ana Torroja, Carlos Vives, Franco de Vita, Alejandro Fernández, Rosana, Amanda Miguel, La Oreja de Van Gogh, Enrique Bunbury, Alejandra Guzmán, Ednita Nazario, Jarabe de Palo y Bebe.
Otra tendencia de los conciertos que vivimos en el 2014 fue la del reggae , género que tiene amplia aceptación en todo el país y de la cual nos visitaron artistas como Cultura Profética, Los Cafres, Dread Mar-I, Jah Cure, Nonpalidece, Lumumba, Kameleba y Chris Martin, entre otros.
La música electrónica también ha probado tener gran impacto entre los costarricenses, y ello quedó probado con la realización de festivales como Life in Color, Envision y Holi One, y la visita de músicos de talla mundial como Steve Aoki, Paul van Dyk, Hernán Cattaneo y Afrojack, entre otros.
El metal –que en años anteriores ha provocado buena parte del movimiento de músicos extranjeros en el país– tuvo una baja en cuanto a cantidad de conciertos este año; Deicide, Amon Amarth, Nile, Death to All, Behemoth, Watain y Suffocation fueron algunos de los que vinieron.
Un concierto de alto perfil que no convocó a masas fue el de Thirty Seconds to Mars. Otros productores decidieron hacer espectáculos reconocidos (Michael Bolton, Richard Clayderman, Michael Manring y Victor Wooten, entre otros) en recintos más reducidos.
A la baja. Juan Carlos Campos, director de la empresa One Entertainment –que este año organizó los conciertos de Alejandro Fernández, Jesús Adrián Romero, Marc Anthony y Gigante2–, considera que varios factores han influido para que mermara la oferta de visitas internacionales.
“Me parece que hubo un momento de saturación de mercado y una concentración de talento anglo; antes, en cuatro meses, había seis conciertos grandes y, definitivamente, el mercado no da para tanto”, manifestó.
En su opinión, no hay duda de que lo latino tiene “más pegue en el segmento más amplio, que es el que al final llena los estadios”, y eso lo refleja bien su selección de artistas para traer al país. Igualmente, cree que “un muy buen artista anglo también va a llenar”.
No obstante, tanto para él como para Andrés Guanipa (director de Evenpro, productora que ahora se llamará Move Concerts y que opera en varios países americanos), la principal razón de la baja en la cantidad de conciertos internacionales es la nueva regulación del Ministerio de Economía y Comercio (MEIC).
En marzo, empezó a regir una nueva versión de la Ley de Promoción de la Competencia y Defensa Efectiva del Consumidor. Esta obliga a los productores de espectáculos a inscribirse en el ministerio y, antes de poner las entradas a la venta, entregar una garantía que cubra todas las posibles ganancias, para asegurarle al consumidor que su dinero será reintegrado en caso de que el espectáculo se cancele.
“La actividad económica que más duro se paga en este país es la nuestra”, confesó Guanipa.
Cuando se anunció la medida, él dijo: “El remedio será peor que la enfermedad” y que iba a reducir la oferta de conciertos.
Para Campos, el cambio ha sido más bien positivo. “Los requisitos obligan a que no haya personajes informales en el ambiente. Hace dos años hubo una invasión de informales, sin experiencia, que se metieron a la industria, causando muchas cosas negativas. Ahora, eso se controló y se filtró. Para nosotros, fue positivo”.
Impuestos y más. “Este negocio es lo más parecido a ir al casino que existe; uno paga 30,5% de impuestos y nunca sabe si va a recuperar (la inversión). Luego, hay que esperar un mes para tener los permisos, y, de los ¢20.000 que se paga por una entrada, a uno le quedan ¢14.000 para pagar todo lo demás: grupo, recinto, proveedores, hoteles, transporte y un largo etcétera”, agregó Campos.
Guanipa compara nuestro escenario con el de otros países en los que opera su compañía. “Aquí se paga impuestos municipales, un porcentaje para el Teatro Nacional, impuesto sobre la renta, remesas al exterior y, adicionalmente, está ACAM, que fija la tasa que cree conveniente.
“En cambio, en Ecuador no se paga impuestos municipales. En República Dominicana se paga la renta al final del año. En otros países están haciendo incentivos para que la gente vaya. En Perú hay incentivos fiscales para llevar artistas. En Colombia bajaron los impuestos federales y municipales, y Medellín está en sana competencia con Bogotá, por lo que hay incentivo para ir a Medellín y generar industria”, agregó.
Guanipa recuerda que, con tantos impuestos y trabas, no es el promotor el que pierde. “El público es el que paga esas cargas impositivas”, afirma.
“Hay países con mejores condiciones y, como empresa multinacional, a pesar de que queremos a Costa Rica, tenemos que considerar más esos mercados. Aquí ha habido un desarrollo que se debe exclusivamente a la empresa privada y al público, en el cual el Estado nunca ha colaborado y lo que ha hecho más bien es poner más cabalas e impuestos.
“Con estos impuestos, uno no puede tomar riesgos, y eso se está viendo. Fíjate que ya no hay tantos conciertos grandes, cuando aquí ya eso era una costumbre, y es por eso”, concluyó Guanipa.