La Sabana
Imagine el siguiente escenario: corre el año 1995, un muchachillo está perdidamente enamorado de su compañera de colegio, pero ella no le da pelota.
Suena el teléfono de la casa de ella, la chica contesta y, sin mediar palabra, a través del aparato suena una voz gruesa interpretando este estribillo: “Soldado del amor en esta guerra entre tú y yo, cada noche caigo herido por ganar tu corazón. Soldado del amor luchando a muerte por tu piel, soy un héroe de mentira, un gigante de papel”.
El flechazo es certero.
Piense ahora en esta otra escena: dos exitosos artistas mexicanos conjugan sus talentos para traer al 2016 esos recuerdos de amores de colegio, de noviazgos, de manos sudadas y de romanticismo a flor de piel.
El flechazo, nuevamente, es certero...
Los cantantes mexicanos (y amigos ante todo) Emmanuel y Mijares presentaron anoche en el Estadio Nacional un espectáculo cargado de aquellas canciones que las parejas se dedicaban por teléfono, por radio, en cartas y en serenatas improvisadas.
Aunque era poco el público que se reunió para escuchar en directo a estos grandes (había muchas localidades con espacios vacíos), ellos demostraron el carisma que ha identificado sus carreras desde hace más de 30 años.
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Exactamente a las 7:40 p. m., Emmanuel y Mijares saltaron a la tarima para interpretar Bella señora , pieza que hizo famosa Emmanuel allá por 1990. Es difícil imaginar que alguna de las personas que estuvieron en el concierto no recordaran aquel sensual e impactante audiovisual que acompañó la canción al ver la energía con la cual ambos cantantes bailaron el tema.
Escucharlo con la potente voz de su interpretación original fue emocionante, pero más aún disfrutar del acompañamiento de la voz grave de Mijares. Sencillamente, el principio del espectáculo fue muy emocionante.
De seguido, sin bajar ni por un instante las revoluciones, los acordes de la rápida Bella –en este caso la de Mijares– conquistaron a la concurrencia. Otro recuerdo de mediados de los 90 que la audiencia coreó y bailó junto al cantante, quien llevó la batuta de la pieza con la complicidad escénica de su amigo de toda la vida.
A pesar de que el Estadio Nacional no se llenó, el calor desde las graderías y la algarabía que a lo lejos se veía en las localidades vip fue suficiente para que los mexicanos supieran que aunque había pocos, se trataba de un grupo de seguidores de verdad.
Así lo dijeron ambos en una entrevista previa al concierto. Sabían que había gente que quería verlos y ya, con solo esa motivación, era suficiente para que ellos dieran lo mejor de sí.
Después de que la primera intervención fuera a dúo, llegó el primer turno de Mijares en solitario. Echó mano de imperdibles como No se murió el amor y Poco a poco ; su primera parte estuvo más que romántica y se fue a descansar con un gran aplauso.
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Moda y más. Durante su época de oro, Emmanuel siempre fue un adelantado a su época. Sus movimientos de cadera, sus sensuales bailes y hasta su forma de vestir marcaron la pauta. Durante la noche del sábado, él demostró que todavía no pasa de moda.
Cuando subió al escenario, lo primero que hizo fue que el público notara sus particulares zapatos azules llenos de brillantes. Mientras cantaba El rey azul , los zapatos brillaban y brillaban al igual que su impecable voz.
Emmanuel sabe cómo hacer que sus seguidores calienten y así lo logró ayer, al cantar tres piezas que removieron más que recuerdos: Todo se derrumbó dentro de mí , Insoportablemente bella y Detenedla ya , todas bien coreadas.
Para dicha tanto de los artistas como de los espectadores, la lluvia que se hizo presente durante gran parte de la tarde y la noche finalmente cesó y dio espacio para la segunda parte del show .
La despedida del público costarricense fue una mezcla de emociones. Hubo éxtasis, romance, adrenalina y hasta paz.
Desde que los mexicanos cantaron enérgicos Baño de mujeres y Soldado del amor , hasta la balada Con olor a hierba y pasando por el momento a guitarra y voz cuando interpretaron El breve espacio en que no estás de Pablo Milanés, este sube y baja cerró como empezó: al son de dos voces que atizaron todos los recuerdos románticos con sus grandes éxitos.
Al filo de las 9:30 p. m., los músicos empezaban a decir adiós, pero el público no los dejaba irse. Siguieron varios intentos más, con éxitos como Para amarnos más y El privilegio de amar , por parte de Mijares, y Sentirme vivo , de Emmanuel. El gran espectáculo se completó con una magistral interpretación de La chica de humo , de Emmanuel, y los pocos pero suficientes seguidores se marcharon a casa con bonanza.
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