Nada sencillo fue para Diego El Cigala salir al escenario, este sábado, en el Teatro Nacional.
El artista comenzó a cantar con más hora de atraso, pues tuvo problemas para llegar a Costa Rica procedente de Venezuela; lo hizo luego de que el público mostró su descontento con abucheos y hasta impertinentes gritos de un par de espectadores, que mandaron a sacar a los músicos del cantante, cuando estos intentaron explicar lo que estaba sucediendo, y pedir unos minutos más de paciencia.
El Cigala, que para su mala suerte perdió su vestuario mientras volaba entre Venezuela y Costa Rica, cambió el traje que pensaba usar para esa noche por un conjunto de pantalón y camisa blanca, que compró para su uso personal en República Dominicana.
El color de sus prendas fue, además, una especie de llamado a la paz, en un auditorio en el que las emociones estaban a flor de piel y en el que el mínimo desplante podría provocar la exaltación de la gente.
Lo hizo con el rostro impávido: al salir a escena solo levantó el dedo pulgar agradeciendo a aquellos que, pacientemente, habían esperado por su encuentro y, de inmediato, se puso a cantar el tango Garganta con arena.
La gente se derritió en ese momento; muchos, incluso, le aplaudieron de pie para animarlo.
“Gracias por la espera. Hay inconvenientes que pasan en la vida y que uno no puede manejar; sin embargo, todo se arregla menos la muerte”, manifestó el español, y con eso rompió el hielo, en una noche donde parecía que la buena fortuna no estaba de su lado.
Pese a esto, este flamenco con duende dejó todo en manos del destino, y conquistó a los espectadores con un recorrido que los llevó por todas sus producciones discográficas, y aún las que no han salido a la luz.
Apoyado por instrumentistas de primera línea como el pianista Jaime Calabuch, quien ha trabajado con artistas como Farruquito y Nina Pastori; el contrabajista Yelsy Heredia, colaborador de Chucho y Bebo Valdés, y el percusionista Isidro Suárez, quien ha contribuido con Antonio Canales y Chano Domínguez, El Cigala le dio rienda suelta a la noche con sus versiones flamencas de Alfonsina y el mar , Nostalgias y Soledad.
Vinieron boleros como Inolvidable , en el que Heredia se lució al rasgar las cuerdas de su instrumento. Además, se oyó 20 años , que dedicó con cariño a todos los costarricenses, y el desgarrador Se me olvidó que te olvidé.
Agradecido con la buena estrella con la que ha contado a lo largo de su carrera, el hombre de extensa cabellera y piel morena recordó a aquellos artistas que han influenciado su trayectoria.
Salieron de su boca nombres como Bebo Valdés y Chavela Vargas, a ellos los honró desde el auditorio josefino con Niebla.
Con la interpretación de La bien pagá y Lágrimas negras , el concierto ya se estaba acercando al final.
Antes de irse, Diego El Cigala presentó a sus músicos.
El público les ofreció una ovación, especialmente a quienes había abucheado.
Cuando el artista se marchó, definitivamente la gente lo hizo regresar y este gustoso se devolvió para cantarles Dos gardenias , con la que puso fin a esa noche que tuvo un sabor agridulce.