Costa Rica tiene un amorío con Señor Loop. No es secreto, porque cómo ocultarlo; en cambio, es tan intenso, que es evidente y casi incontrolable. Siendo así, más que un amorío es un romance, una relación estable y duradera.
El grupo panameño tiene más de una década de visitar el país de manera recurrente, pero los dos últimos años se ausentó de los escenarios y, debido a ello, el público local lo resintió, pero más que nada, lo extrañó.
Con su visita doble al país este fin de semana, fue claro que el regreso era una necesidad, tanto para la agrupación como para la audiencia costarricense. Eso quedó demostrado en la interacción tejida entre ambas partes.
En conjunto, celebraron disfrutando de ese sonido que orbita entre el rock y un collage de ritmos, sonidos y evocaciones a Latinoamérica entera.
“Deja que la música te lleve”, canta el grupo en el tema Guarumo . La línea, de alguna manera, resume lo que guía la composición e interpretación de esta banda ya veterana. Es una línea que, incluso, define su existencia.
“Pa’ vivir la vida sobran razones”, se escucha en Llega al sarao y se roba tu pareja. El sendero musical avanza sobre la lírica. Sus canciones –todas con sentimiento– no parecen tener significados ocultos, por el contrario contienen letras directas con relatos cotidianos, valientes y salvajes.
La mayoría de los temas transcurren en ritmos reposados y pasajes de inspiración, mientras que los momentos de mucha intensidad parecen guardarse para ocasiones especiales, pero siempre dignas. Eso sí, no hay restricciones para la evocación al baile.
El viernes por la noche, la banda nacional invitada fue Infibeat, que se siente cada vez más sólida. Este grupo es música, poesía y sudor. En su propuesta abunda la versatilidad y es evidente que hay una devoción por componer.
No todos los grupos de música son necesariamente musicales, pero, por fortuna, Infibeat sí lo es, y sabe hacer gala de ello con piezas levantadas sobre mucha energía e influencias claras.
La dupla de bandas centroamericanas, pertenecientes a dos generaciones distintas, entregó un ameno repaso de ritmos de la región, con pizcas de rapeos y sonidos más lejanos como el funk .
Dos sets de luces apuntaron directamente al público durante casi toda la noche. Si bien causaban un incómodo encandilamiento, ayudaban a brindarle mayor “voz” a la eufórica respuesta que Señor Loop e Infibeat generaron en sendas presentaciones. En la tarima, las bandas se iluminaron con luz propia.