Da gusto ver a un grupo tocando con tanta emoción, con tanto gusto por lo que está haciendo.
Con Patax ocurre eso; la emoción se desborda del escenario y, por ello, es evidente que la interpretación de la banda está conducida por el gozo y la satisfacción inmediata.
El proyecto liderado por el percusionista español Jorge Pérez se sostiene con una alegría contagiosa que se hace tangible en la amena interacción generada entre el artista y el público.
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El sabor de la fusión de ritmos latinos, españoles y el rock ofrece un producto muy versátil.
Además, la talentosa vocalista Alana Sinkey le da ecuanimidad al maremoto rítmico y aporta mucha actitud en escena.
Para su presentación en Costa Rica el grupo venía acompañado por una artista de lujo, la bailaora venezolana Anita Loynaz, un as bajo la manga que, cada vez en que salió, generó euforia en el Jazz Café Escazú, con su zapateado intimidante y preciso como un metrónomo.
El conjunto se presentó en formato de sexteto, dejando por fuera a la sección de vientos, cuyas líneas melódicas son suplantadas por interpretaciones vocales o por riffs en la guitarra o el teclado.
Las bajas no le restaron quilates al conjunto, que jamás permitió que el sonido se aflojara. En cambio, con rapidez se escuchó un ambiente sobrecargado. Los instrumentos parecían estar compitiendo unos con otros, cada quien buscando destacar incesantemente. Aquello era como una ensalada con demasiado aderezo: se perdía el sabor independiente de cada uno de los elementos.
La primera vez en que se pudo apreciar con más cuidado cada una de las partes fue hasta el sexto tema de la noche, el primero original de la banda y no del repertorio del gran homenajeado de la noche: Michael Jackson.
Si bien la agrupación cuenta con varios discos, la gran parte de su show se dedicó al álbum que salió el año pasado, Patax Plays Michael. Con dicha placa, el grupo español consiguió revitalizar y viralizar versiones de los temas más conocidos del difunto Rey del Pop.
Los arreglos de piezas como Billie Jean, Black or White o Thriller se alejan de manera original de las versiones que en su momento lanzó Jackson. En manos de Patax las piezas pasan de manera sorpresiva de un guaguancó a un flamenco, para luego incluir un solo de guitarra rockero, un par de riffs más y volver a caer al coro pero ahora en forma de salsa... ¡Así de variado!
Hay un gran mérito por la arriesgada reinterpretación que, a fin de cuentas, deja un buen sabor de boca. En el espectáculo, sin embargo, puede volverse cansino después de un rato, pues lo que comienzan siendo sorpresas, después se sienten como una fórmula sobre una zona de confort.
La insistencia en pasar una y otra vez por Jackson se come a la personalidad de la banda, que se va diluyendo a pocos. Quedan las ganas de escuchar más de la esencia natural de Patax o de sus experimentos también probados en el Jazz Café, como la copla Ojos verdes, la canción de Etta James o la de Madonna que también interpretaron como pinceladas de un "más allá de Michael Jackson".
Habrá que verlos volver para observar y escuchar todo lo que la banda es capaz de ofrecer en otras fronteras.
La noche de este martes (9 p. m.) Patax se volverá a presentar en el Jazz Café.
Ficha del concierto
Banda: Patax
Invitada: Anita Loynaz
Lugar: Jazz Café Escazú
Fecha: 18 de enero