En la segunda visita al país como director invitado de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), el maestro estadounidense Carl St. Clair revalidó la excelente impresión que su desempeño produjo el año pasado.
Asimismo, el estreno nacional del violista chileno-estadounidense Roberto Díaz confirmó el prestigio de virtuoso en el instrumento que precedió su presentación.
Completaron el repertorio sendas obras de dos grandes compositores alemanes de los períodos posclásico y posromántico. La función se inició con la
La obra la estrenó el año siguiente, en Londres, Paul Hindemith, quien, además de compositor, era un violista virtuoso. Aquí se oyó por vez primera en 1998, interpretada por Toby Hoffman, con Irwin Hoffman frente a la OSN como director titular.
El
A la vez, Díaz hizo cantar la viola, produjo tonalidades cálidas, ora tenues ora robustas; intensa y expresiva, la interpretación se oyó por turnos lírica y dramática.
St. Clair y la OSN acompañaron con esmero y prontitud, precisos en los intercambios con el solista, y la audiencia respondió con aplausos nutridos al final de la obra.
De los diez números musicales escritos para ilustrar escenas del drama, la
Loa a la libertad, la música de Ludwig van Beethoven capta de manera gloriosa, y la interpretación de Carl St. Clair y la Orquesta Sinfónica Nacional comunicó, el temple heroico del protagonista epónimo del drama, basado en el guerrero patriótico que, a mediados del siglo XVI, luchó contra el dominio despótico ejercido por la Corona española sobre los Países Bajos, y fue decapitado.
La ejecución fue cuanto más meritoria debido al corto tiempo disponible para los ensayos. Sin menoscabo del alto rendimiento exhibido por las demás secciones, los bronces y, en especial, los cornos, merecen encomio.
El público, menos numeroso de lo usual, reaccionó con una ovación prolongada, mientras Carl St. Clair distinguió individualmente a los principales en corno, Luis Murillo; flauta, María Luisa Meneses; oboe, Jorge Rodríguez, y al concertino, José Aurelio Castillo.