La banda mexicana Café Tacvba se presentó este jueves por la noche en el Gimnasio Nacional, como parte del Warp Weekend de la revista Warp Costa Rica, junto a los grupos locales Cocofunka y 424.
Con el recinto medianamente lleno, el cuarteto mexicano decidió trazar escalofríos en los presentes mediante la mayoría del cancionero de El objeto antes llamado disco, su más reciente álbum, del cual resonaron temas como Pájaros, Del otro lado del camino, Aprovéchate y Volcán, con la que el cantante Rubén Albarrán sacó su bandera verde y dio uno de sus tantos mensajes ecológicos de la noche.
Si bien la obra de El objeto no es la más reconocida por la fanaticada local, la precisión de la puesta en escena y el don de simpatía de la banda fueron suficientes para hipnotizarla y, por qué no, para adentrarla en un álbum que demuestra la evolución consecuente del arte que producen esas cuatro mentes brillantes y humildes de la Ciudad de México.
Cuatro años habían pasado desde que en un concierto en Costa Rica sonaron canciones como Las flores, La ingrata, Chilanga banda, Eres y Volver a comenzar, pero la fogosidad de Café Tacvba sigue siendo la misma de siempre.
El acorde justo, las cuerdas desgarradoras, el ritmo imparable y el ciclo nómada del amor que se transmite en cada uno de los segundos en los que cuatro genios de esa estirpe se colocan en el mismo escenario es invaluable, y siempre lo será.
El baile y el salón, la tercera canción del recital, se volvió a colocar como uno de los puntos más altos de cualquier concierto de Cafeta, rescatando el poder único de las melodías y el baile como antídotos naturales y combustibles indefectibles del amor en todas sus facetas.
Y es que esa es la razón de ser de Café Tacvba, y uno de los motivos por los que su música es vitoreada aquí y en China -literalmente-: la conexión del ser con sí mismo, con su alma, con la raza humana y con el planeta Tierra
El Gimnasio Nacional no podía sostener el concierto después de las 11 p. m.; sin embargo, se alargó hasta las 11:20 p. m., hora a la que sonaron los últimos acordes de La chica banda, tocada exclusivamente con el propósito de "mover el esqueleto", según apuntó Albarrán.
Con tan infalible himno, y la promesa de mover cuerpo, mente, alma y corazón cumplida, el suelo del Gimnasio Nacional ya no daba abasto; lo soberbio del show ahí presenciado había sido suficiente como paraesperar a Cafeta de vuelta el tiempo que fuera necesario.