Redacción internacionalEFE.
Mucho antes del grito rebelado y comprometido del 15-M, existió una generación criada entre algodones que, en el umbral de la madurez, se entregó al desencanto ante un mundo adulto en el que no hallaba cabida. Fue la generación a la que
El cantante y guitarrista Kurt Cobain, junto al bajista Krist Novoselic y el recién incorporado batería Dave Grohl lanzaron el 24 de setiembre de 1991 el segundo disco de estudio de Nirvana, el primero para un gran sello discográfico, que no supo prever lo que se les venía encima con aquel trío de desconocidos, cuando inicialmente solo se distribuyeron 50.000 unidades.
Esa misma semana salió a la venta otro álbum que reescribió los parámetros de la música,
Aquel nuevo
En total, vendió 30 millones de discos en todo el mundo, con letras que sintetizaban la desazón existencialista de una juventud, la de los primeros años 90, la llamada Generación X, que se caracterizó por su rechazo inmóvil o pasivo del mundo y que entre otras cosas ponía en entredicho el valor de la familia en favor de la amistad.
Entre todas ellas, resplandeció especialmente
No se pueden olvidar tampoco
Uno de los elementos clave fue la producción de Butch Vig. Conocido posteriormente como miembro de la banda Garbage, prestó especial atención a la percusión en aquellas sesiones de grabación registradas en dos estudios distintos, entre abril de 1990 y mayo de 1991.
Cobain, a ratos inspirado, a ratos iracundo, llegó a estrellar una guitarra en el suelo del estudio en aquellas sesiones maratónicas en los estudios Sound City de Los Ángeles, que comenzaban entrada la tarde y se extendían hasta la medianoche, momento en el que entraban en juego la madrugada, el alcohol y Venice Beach.
Con estas cuerdas,
Con su éxito, impusieron una estética peculiar, un desaliño premeditado acorde con la desidia que predicaban, en la que abundaban la franela, los cuadros y los pantalones de mezclilla gastados.
Según cuentan, Cobain parecía vivir ajeno al cataclismo musical provocado, cada vez más próximo a las drogas, en concreto a la heroína, una sustancia que probó por primera vez en aquellos años de éxito.
Inició así una espiral de decadencia que culminó cuando fue encontrado muerto en abril de 1994 en su casa de Seattle, oficialmente por suicidio, aunque en circunstancias no del todo claras y tras firmar un nuevo disco de estudio para el recuerdo,