Después de varios años de expectativa y misterios, el 20 de agosto salió al mercado Blonde , el segundo álbum del compositor de R&B Frank Ocean.
Como artista, Ocean ganó prominencia en el 2012 con Channel Orange , álbum que ganó un Grammy y vendió 600.000 copias, algo impensable en un género musical que en la actualidad no alza las mismas pasiones que el pop o el hip-hop .
Desde que terminó su gira, el público quiso más música, al mismo tiempo que Frank Ocean optó por ir en contra de la corriente y tener una presencia mínima en redes sociales.
En estos cuatro años sin nueva música suya, el mundo cambió. Odd Future, el grupo de raperos de Los Ángeles del que Frank Ocean alguna vez fue parte, se disolvió. Ocean le dijo al mundo que muchas de las canciones de amor de su primer disco eran sobre un hombre y se convirtió en un ícono de la comunidad diversa.
Chris Brown le quebró un dedo en una pelea. Decenas de jóvenes negros murieron a manos de policías o civiles blancos. Apple lanzó su propio servicio de música.
Esa lista es solo una parte del panorama histórico en el que se creó su nuevo álbum, Blonde . No se puede decir que todas esas partes influenciaron o moldearon este nuevo álbum, pero escuchando el disco, se puede ver cómo estas realidades agrietaron –para bien– la estructura de Blonde.
El álbum, que desde el 20 de agosto está solo disponible en Apple Music y la tienda iTunes, es un disco muy diferente a Channel Orange. En vez de hacer hits, Frank Ocean optó por fotografiar su resguardo y su intimidad, y en vez de rimar y hacer coros pegajosos optó por dejar que su mente divagara.
Las 17 canciones de Blonde están por encima del pop, del R&B y del hip-hop , aunque tengan elementos de todos ellos. Es uno de los discos más esperados de los últimos tiempos y también uno de los más geniales por su estructura y su presentación.
Previa. Antes de que Blonde saliera, el regreso de Frank Ocean se oficializó el 1.° de agosto. Después de rumores de que el nuevo disco saldría en julio y se llamaría Boys Don’t Cry , apareció www.boysdontcry.com, donde había una transmisión a través de Apple Music.
En el video en blanco y negro, supuestamente en vivo, se veía a Frank Ocean haciendo trabajos de carpintería dentro de un galerón. A veces el espectador veía cosas tan banales pintura secándose y en otras, podía escuchar partes de canciones que aún no existían formalmente.
Aunque la movida generó mucha confusión, el mensaje era claro: la música cuesta; el nuevo disco pudo haber salido antes, pero él no tenía prisa cuando se trataba de hacer algo que duraría para siempre.
Escenas de esta transmisión junto con 18 canciones nuevas, se reunieron en Endless, descrito como “un álbum visual”. El disco salió el 19 de agosto y tiene canciones con productores como Arca, Tyler, the Creator (líder de Odd Future) y James Blake.
Aunque canciones como U-N-I-T-Y, Comme des Garçons, y Higs son grandes ejemplos del buen trabajo de Ocean, Endless fue solo un entremés. Justo un día después se publicó Blonde, en exclusiva para Apple Music.
Esta vez el producto sí estaba dividido en distintas canciones y Nikes, la que abre el álbum, fue escogida como sencillo. Nikes inicia con la voz de Ocean distorsionada, como si fuera una de las ardillas de Alvin. En la versión del video, una segunda voz más grave compite con esta otra.
Finalmente, a los tres minutos de canción Ocean canta con su voz clara. “Los voy a dejar profetizar”, repite cuatro veces. Él sabe que habían estado esperando oír su voz hace mucho tiempo y optó por incomodar a los oyentes, dejarlos que se murieran de la expectativa. un poco más.
Con su ritmo tenue, la canción y el video nos colocan en un trance. En el videoclip, Ocean es prendido en llamas para luego ver cómo dos personas deben apagar su traje con extintores.
Cada segundo de su obra está medido y calculado, pero el chiste es que lo sabemos porque él nos está dejando verlo. Con estos gestos y Endless, Ocean nos dejó saber que lo que viene a continuación, Blonde, no fue fácil, pero va a valer cada segundo.
Valiente. Practicamente no hay percusiones en Blonde. Eso, para un artista de R&B es un gran reto. En vez de hacer canciones para la radio, Ocean compuso música atmosférica con letras introspectivas.
“Las recompensas son abundantes, pero antes de revelar sus encantos de forma obvia, el álbum demanda exploración. No puedo imaginarme una mejor expresión del ethos de este tipo”, escribió Chris DeVille en el sitio web Stereogum.
El ethos, la “costumbre y conducta” de Ocean, es evidente. Antes de hacer un hit para la comunidad gay (como Born This Way de Lady Gaga), él prefiere examinarse a sí mismo.
En la canción Good Guy narra una cita a ciegas que salió mal, empezando porque el tipo lo llevó a un bar gay. En Siegfried admite que no se puede relacionar con sus iguales, que se siente como un tonto y que debería conformarse con tener una esposa, dos niños y una piscina.
“No soy valiente”, repite una y otra vez Ocean, después de que el mundo le dijera que era un valientelpor salir del clóset.
Aunque el disco no se llamó Boys Don’t Cry (“Los chicos no lloran”) la portada contiene un guiño a esa idea: Ocean aparece en la portada del disco mientras le cae agua encima y él simula estar sollozando. Tiene el dedo índice vendado, comom referencia al ataque de Chris Brown.
La voz de Ocean es tan majestuosa como siempre. Hace falsetes en Solo, balbucea en Good Guy, seduce en Ivy y narra sus sentimientos en White Ferrari y Seigfreid. Su voz ofrece tantas tonalidades y sentimientos como su música y continúa siendo su instrumento más poderoso.
Voces. La lista de colaboradores de Blonde es envidiable. Aunque sutiles, se ha descifrado que Pharrell Williams, Kendrick Lamar y Beyoncé participan haciendo coros o produciendo.
Un productor menos elegante, teniendo a mano tales apoyos, los pondría cantar versos enteros en el disco, a brillar todo lo posible. Pero ese no es Frank, el sutil, el instrospectivo.
La única ocasión en que otras voces aparecen es para poner a un francés cuya novia le terminó porque no quiso agregarla en Facebook (Facebook Story) y un mensaje en la contestadora de un amigo, cuya mamá le aconseja no usar drogas ( Be Yourself).
Ambos son seguidos de una canción que constrasta cada mensaje: en Solo, Frank inicia diciendo que ha tomado un montón de drogas. Después de Facebook Story, que sirve de comentario sobre la indiferencia en las relaciones modernas, Ocean describe una relación en la que una persona lo dejó de manera fría y él mismo no sintió gran cosa cuando terminó.
Ocean asume sus contradicciones como ser humano y las usa como armadura y como materia prima. Después de escucharlo quedan más preguntas que respuestas.
“A la primera escucha, Blonde parece una colección de bocetos sueltos esperando a ser moldeados por un productor que no tenga tiempo para disparates”, escribió Tim Jonze para The Guardian.
“Reacomodando las expectativas, puede encontrarse un disco de una belleza enigmática, una profundidad intoxicante y una emoción muy intensa”, agregó Jonze, que le dio una calificación de 100 a Blonde.
“No estoy siguiendo tus horarios”, canta Ocean en la última canción del disco, Futura Free. En esa misma canción explica la presión que ha sentido de parte de la prensa y de parte de sus fans, sabe que cualquier movimiento, incluido su disco, va a generar un terremoto.
En una entrevista con The New York Times en el 2013 –cuando daba entrevistas–, Frank Ocean se adelantó y dijo cómo quería que se tratara su trabajo en la prensa: “Esto es lo que pienso sobre la música y el periodismo: lo más importante es poner play”.