El piano es una profesión y una forma de ver el mundo para Alain Lefèvre. El canadiense la considera un acto de amor: una forma de mejorar el mundo en el que vivimos.
El músico canadiense es el solista invitado al XII Concierto de Temporada de la Orquesta Sinfónica Nacional, donde interpretará el Concierto en Sol Mayor para piano y orquesta .
Por décadas ha colaborado con Carl St. Clair, quien lo dirigirá una vez más en el Teatro Nacional. “Carl, para mí es un amigo, pero sobre todo es un gran músico y fantástico director”, dice. “Cuando hago música con Carl, es solo música; no se trata de ser una estrella ni nada, y esto es muy raro hoy”, considera.
Para Lefèvre, el mundo de la música clásica pasa por un periodo difícil. “Se está convirtiendo en una industria donde todos quieren hacer dinero, y se les olvida que, en esta forma de arte, el dinero, la carrera y la fama no tienen importancia. Lo más importante es la música y la relación que tengas con el público”, explica el músico.
“Hay demasiados artistas allá afuera que son más Mickey Mouse que artistas reales. Se convierte en asunto de marketing : eres joven, eres bello... Todo, menos lo real”, lamenta.
“La música clásica es algo bueno para el alma, bueno para la humanidad, y deberíamos acercar a las generaciones jóvenes a esta música, en vez de las Lady Gaga y Miley Cyrus de este mundo, básicamente gente estúpida, y no hacen a las generaciones de mañana muy inteligentes”, opina.
Aparte de ofrecer conciertos alrededor del mundo –como una reciente gira de más de dos meses–, por 35 años ha participado en actividades en hospitales, prisiones y otras instituciones de bien social.
“Es bueno para mí porque vengo de una familia muy modesta y creo que la música clásica es para todos. Llevar música a los niños y a quienes sufren. La vida es difícil. Nuestros niños están deprimidos, no tienen felicidad, sino cinismo. Esto es algo que quiero hacer más que nada más: hacerlos ver que cuando descubres la música clásica abres una ventana a la eternidad”, considera.
En marzo del próximo año, el canadiense presentará su quinto disco de composiciones propias. En él, quiere contar historias: quiere que hable el corazón.